Como muchas otras personas, Alberto Pérez, de Madrid descubrió gracias a un test casero que el dolor de cabeza y los síntomas de resfriado que sufrían estaban causados por el COVID-19.
Incapaz de contactar con su centro de salud, donde no atendían el teléfono y no había citas online para toda la semana siguiente, acudió a las urgencias de un hospital para confirmar su positivo. Después de esperar tres horas a ser atendido, el personal sanitario se mostró de acuerdo con su autodiagnóstico, pero no le realizaron una PCR para garantizar un resultado más fiable.
“La enfermera que me veía me dijo que como no había perdido ni el sentido del olfato ni del gusto, tenía la variante ómicron”, afirmó Pérez, de 39 años y que trabaja como desarrollador de juegos en la capital de España “¿Cómo lo podía saber sin una PCR?”.
Desbordados por la cantidad de gente que solicita una prueba, medicación o un certificado para justificar su ausencia en el trabajo, la atención primaria en España está funcionando muy por encima de su capacidad durante la nueva ola de la pandemia del coronavirus.
Los médicos de familia suelen ser la primera parada en la atención médica en Europa Ellos y las enfermeras de atención primaria son considerados vitales para ayudar a prevenir enfermedades, aliviar la presión de los hospitales y brindar atención continuada.
En un país que hasta hace unas semanas se consideraba relativamente seguro porque más del 80% de la población ha completado la pauta de vacunación, la creciente carga de trabajo ha llevado a los doctores y enfermeras a cancelar las revisiones periódicas de otras patologías que no sean COVID-19 y a retrasar las visitas domiciliarias a personas vulnerables.
Como el test de Pérez dio positivo en su casa, ni el hospital ni su centro de salud quisieron dedicar más recursos a realizarle una PCR. Este tipo de pruebas pueden secuenciarse para determinar las variantes del virus, algo que nadie hizo con Pérez ni con los miles de positivos detectados en pruebas caseras en España.
“La sensación que da es que no hay recursos y que además (…) están tapando las cosas para que no se vea mandándolo a uno a casa”, señaló Pérez.
En Europa, la atención médica primaria lleva años mal financiada y con falta de personal, apuntó Caroline Berchet, economista de salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con sede en París La pandemia no ha hecho más que exponer las deficiencias resultantes.
“La inversión en atención primaria no es suficiente en Europa” y fuera de ella, explicó Berchet. En los 38 miembros de la OCDE, que incluye a Estados Unidos en 2019 se dedicó a este sector, de media, un 13% del gasto sanitario, frente al 28% de la atención hospitalaria.
“La atención primaria requiere una mejor financiación e inversión en todos los países (de la OCDE)”, agregó, para garantizar más personal, mejor formación y mejores salarios y condiciones laborales, y una atención más flexible.
Paloma Repila, vocera de SATSE, el mayor sindicato de enfermería en España, dijo que la menor tasa de hospitalización en esta ola de la pandemia supone que muchas personas con síntomas leves ejercen un “impacto brutal” en los centros de salud locales.
“Yo creo que es tal la transmisión y la proximidad de esta ola que estamos saliendo del entorno sanitario y estamos pidiéndole a la gente que haga de sus propios sanitarios, de sus cuidadores”, afirmó. “La responsabilidad individual está muy bien, pero que se diagnostique, que prácticamente tramite su baja y que no tenga seguimiento de profesionales es algo que nos que nos preocupa mucho.”
En Francia, los años de recortes en la financiación del el sistema de salud público son los culpables de la escasez de doctores en zonas rurales.
Algo similar ocurre en Italia, donde los médicos de cabecera están soportando el peso de la última ola, además de la carga por el aumento de los trámites burocráticos para certificar que la gente puede volver con seguridad al trabajo y a la escuela, apuntan las autoridades.
Repila, la portavoz sindical, indicó que las autoridades deberían estar preocupadas por las consecuencias.
“Si se hace un test en casa, ¿qué variante tienes? No lo sabemos, y se está gestionando la cuestión de los aislamientos y las cuarentenas en función de una secuenciación que no conocemos”, apuntó.
Hasta las cifras diarias que llegan a los titulares e informan sobre la respuesta de expertos y políticos vuelven a estar desincronizadas, como ocurrió al inicio de la pandemia. Esto se debe a que los resultados de las pruebas que se realizan en casa no se reportan a los desbordados centros de salud, bien porque no responden al teléfono, porque no hay citas disponibles o porque la gente no se molesta en hacerlo.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, pidió la semana a la población que reporte sus positivos, aunque sean sintomáticos o decidan quedarse en casa con síntomas leves.
Según los sindicatos y otras asociaciones profesionales, el personal médico no puede hacer frente al número de llamadas telefónicas, consultas por videoconferencia y peticiones de pruebas, asesoramiento, tratamiento o tramitación de bajas laborales.
El rastreo de los contactos, algo que en su día se consideró clave para frenar la pandemia, ha caído en el olvido.
La atención primaria ha estado lejos del foco de los medios de comunicación y de la población durante gran parte de la pandemia, cuando la mayor preocupación estaba en la capacidad de abordar el flujo de pacientes en los hospitales y las unidades de cuidados intensivos.
Pero las asociaciones profesionales dicen que los problemas comenzaron mucho antes, como resultado de años de falta de financiación, que ha derivado en contratos temporales para el personal médico e instalaciones precarias.
Tras la crisis de deuda que remeció Europa en 2008, un gobierno conservador impuso estrictas medidas de austeridad en España que significaron recortes presupuestarios en el sistema público de salud. Una situación similar se vivió también en otras naciones europeas.
El actual gobierno socialista de centroizquierda presentó el mes pasado un plan para mejorar la calidad y accesibilidad de la atención primaria en los dos próximos años, pero los críticos señalaron que llegaba tarde.(Portal Cuba Sí)