Quien observa su paso por las calles empinadas de Dubrocq pudiera pensar que esta santiaguera, radicada aquí hace apenas tres años y medio, ha vivido en ese barrio toda su vida.
Acompañarla en el trayecto que recorre casi a diario para visitar a los ancianos es detenerse cada dos o tres minutos a saludar, conversar y atender a sus electores. Estos la interpelan con preguntas o exigen soluciones, consultas a las que responde con amabilidad desbordada, con muchísima paciencia y particular empatía. Pero no todos la abordan para hablar de problemas, algunos simplemente la detienen para reafirmarnos algo que resulta más que evidente: Alisbeth Isaac Drig, la delegada de la circunscripción 1 en Versalles, es respetada y sobre todo muy querida.
Su trabajo, que asume con una sensibilidad extraordinaria, constituye hoy un referente en la labor que realiza, no solo por su compromiso como representante del pueblo, sino por la fe, la esperanza que transmite y, esencialmente, por el amor puesto en esa tarea tan cuestionada, tan llena de sacrificios.
Por esos valores que pone en alto, por su jovialidad y la capacidad probada al frente de cuanta actividad ha tenido que cumplir, es hoy una de las candidatas a diputada a la Asamblea Nacional. Sobre los retos que entraña asumir sus responsabilidades como delegada, especialista de trabajo social del Consejo Popular Versalles, así como sus expectativas ante la posibilidad de integrar el parlamento cubano, conversamos con ella desde el periódico Girón.
—¿Cómo llegas a ser delegada y qué representa para ti?
—Ante todo tengo que decir que es un regocijo inmenso. Soy natal de Santiago de Cuba, allí también fui delegada en el XIV período de mandato. Luego me trasladé para acá y nuevamente me escogieron. Es un orgullo que la gente me tenga confianza.
“Es una tarea que no podría ejercer sin el apoyo de mi familia, especialmente mi esposo, porque tengo dos niñas pequeñas y en ocasiones no puedo dedicarles todo el tiempo que me gustaría. Sin dudas es también un compromiso con los matanceros.
“También sé que ese nivel de exigencia que caracteriza esta función hace que no todos los jóvenes se sientan atraídos por este cargo; sin embargo, creo que justamente como jóvenes nos toca tener fe y poner empeño para que las cosas salgan adelante. Pienso que lo esencial es actuar siempre con respeto, tener sentido de pertenencia y de responsabilidad por lo que hacemos, y lo que significa para nuestro país.
“Disfruto mucho mis funciones de delegada y como trabajadora social, porque me permiten estar en contacto directo con el pueblo, conversar con los vecinos de la zona, escuchar sus problemas y tramitar todas esas insatisfacciones y demandas con las instancias correspondientes. Es cierto, no siempre quedan resueltas, pero se trabaja para solucionarlas con hechos concretos”.
—¿Cuáles retos consideras más inmediatos en esta labor?
—Tenemos un reto muy importante que es la transformación social. Esto se logra con la participación activa de la población, en ocasiones con recursos y en otras sin ellos. Creo en la transformación sin medios, porque demuestra cuánto se puede hacer cuando uno realmente se lo propone. Hablo de la voluntad de algunas personas para cambiar su mentalidad por ellos mismos, para salir de determinada condición de susceptibilidad; he visto con mis propios ojos esas pruebas de optimismo.
“Esta transformación también puede lograrse en la comunidad. Es cierto que hay cuestiones que son necesariamente de recursos; pero hay otras en las cuales con un pequeño aporte, con la cooperación colectiva entre vecinos, se pueden lograr. Va de sentirse parte y trabajar por lo que es nuestro.
—Quizás uno de los momentos más complejos en tu gestión haya sido el enfrentamiento al incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, ¿cómo viviste esos días ante el peligro que representó para la zona?
—Fueron días muy difíciles y muy tensos. Inmediatamente que comenzó llamamos a las autoridades y acudimos a evaluar a todas las personas en estado de vulnerabilidad. Fue una experiencia muy intensa, porque había mucha incertidumbre y las personas estaban asustadas. Por nuestra parte, realizamos todo el trabajo preventivo y tratamos de transmitir confianza y seguridad, hasta que quedó finalmente sofocado.
—Además de delegada, desempeñas un trabajo vital en el Consejo Popular Versalles como especialista de trabajo social. ¿Cuán complejo puede ser atender tantos casos con vulnerabilidades, en un escenario económico tan difícil como el que atraviesa nuestro país?
—Como parte de esa otra responsabilidad atiendo a todas las familias del consejo que presentan problemas. Esta tarea es muy importante, porque soy trabajadora social, graduada hace 20 años, formada por el Comandante en esta profesión que él mismo bautizó como los “médicos del alma”. Por tanto, desde que escogimos este camino, quienes lo sentimos de verdad sabemos que requiere tiempo, compromiso y mucha sensibilidad. No obstante, es una tarea que se me da de forma natural; soy así, me gusta escuchar a la gente, ayudarlos, y siempre intento ponerme en el lugar de ellos. Creo que por eso me eligieron como delegada, porque confían en mí.
“Como especialista de trabajo comunitario, en conjunto con el equipo, realicé una labor preventiva de los casos sociales. Allí también tramitamos varios casos de familias vulnerables, adultos mayores que viven solos, madres con más de tres niños, etc. Es una actividad que demanda mucho de nosotros, pero también es muy gratificante ver cómo contribuimos a la solución de estos problemas.
—¿Qué representa para ti integrar el grupo de candidatos a diputados?
—Es un orgullo inmenso ser candidata a diputada a la Asamblea Nacional, una alegría indescriptible que pensaran en mí, entre tantas personas con cualidades. Además, creo que encierra una responsabilidad enorme, por ello pienso representar dignamente al municipio y a la provincia, como se merecen.
“No es secreto que vivimos tiempos de crisis económica y eso afecta todos los sectores, así como nuestra credibilidad, pero ese es el reto de los delegados y de los diputados, trabajar por y para el pueblo, al que espero hacer honor allí, defendiendo sus intereses”.
(Foto: Raúl Navarro González/Gráficas: Lisandra Pérez Coto)