La atención a niños con discapacidad intelectual es un tema de gran relevancia en nuestra sociedad actual. A través de manifestaciones artísticas, como el teatro, se busca no solo visibilizar sus realidades, sino también brindarles herramientas para su desarrollo personal y social. En este contexto, el proyecto “Un rayito de luz” auspiciado por la Casa de cultura Julián Sanchez y la Iglesia Presbisteriana Getsemany del poblado de San José de los Ramos se convierte en un faro de esperanza y una plataforma para la inclusión.
Un Rayito de Luz como proyecto sociocultural surge por iniciativa de la instructora de arte de la comunidad Bárbara Aimé Reyes “El día de los niños del año pasado yo noté que un niño con discapacidad tenía mucha afinidad con los payasos y me quedé con aquella curiosidad y contacto con Yanlay que es la maestra que atiende a los niños con necesidades educativas especiales aquí en el pueblo y averigué si existía algún trabajo artístico que ayudara a los niños a mejorar sus habilidades y sus capacidades, Mediante la actuación se puede contribuir a desarrollarles a ellos habilidades que no desarrollan con las clases ambulatorias que reciben.
El teatro ha sido históricamente un medio poderoso para contar historias y conectar con las emociones humanas. Para los niños con discapacidad intelectual, participar en actividades teatrales les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades comunicativas y sociales.
La mayor dificultad que yo encontraba como maestra ambulatoria es que estos niños además de ese día a la semana que tenían la clase no tenían otros proyectos u otras cosas donde ellos pudiesen insertarse y estaban mucho tiempo metidos en sus casas solamente con sus familiares. Desgraciadamente la sociedad en que vivimos no es una inclusiva, otros niños o familias los rechazan porque piensan erróneamente que eso problemas se pegan o que los otros niños imitan sus conductas, etc. Comenta Yanlay Valdez Torres, Lic en educación especial, maestra de los niños participantes en el proyecto.
Los padres de los menores involucrados en el proyecto reportan una notable mejoría en sus habilidades sociales, comunicativas y docentes. Ellos dicen disfrutar en demasía los talleres con la maestra Bárbara, ella declara amar como a sus hijos lo que hace y a sus niños. Un rayito de luz más que un proyecto sociocultural, es una ventana hacia el futuro, un candil que ilumina vidas.
Yulia Galarraga Reyes, Estudiante de Periodismo