Aunque la mujer cubana destaca todos los días en el octavo mes del año se resalta aún más su quehacer, y es que nos remontamos al 23 de agosto de 1960 cuando Fidel Castro, junto a Vilma Espín, fundó la Federación de Mujeres Cubanas.
Desde entonces la fecha se aprovecha para distinguir a las féminas que protagonizan distintos escenarios y hacen gala de la grandeza y voluntad de su estirpe.
Y es que cada día enfrentan escollos, situaciones que devienen en verdaderos retos para seguir de pie, guiar la dinámica familiar y continuar con la responsabilidad de dar luz, por segunda vez, a sus descendientes.
Para muchas más que dobles podemos decir que son interminables las jornadas, pues además de labores profesionales fuera de casa, al llegar a ella se enfrentan con horas de trabajo e invención en busca de alternativas ya sea para alimentar, vestir o hasta jugar con los pequeños.
Y la magia está en su entereza, en la capacidad de resistencia, en la certeza de que han podido y seguirán desafiando torbellinos por tal de mantener a los suyos.
Nada ni nadie las detiene, su fuerza sale de su interior y se multiplica en los peores escenarios. Pero en todos y cada uno de ellos están y estarán siempre, y aunque sientan que las fuerzas se agotan, que las piernas tiemblan, se sientan, esperan y siguen convencidas de dar el extra y poder reafirmar las palabras de Martí cuando dijo: «Las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño —la obra es invencible”.
(Radio 26)