«Mañana será demasiado tarde»

«Mañana será demasiado tarde». Así se identifica el discurso que hace 32 años pronunciara Fidel Castro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, para alertar sobre la crisis medioambiental que hoy vivimos.

En aquella jornada, 12 de junio de 1992, Fidel fue el orador número 15 e, increíblemente, el que menos tiempo empleó en su intervención. En solo cinco minutos el líder histórico de la Revolución Cubana dijo con verbo directo y claro lo que ocurría en nuestra casa común por el consumo desmedido y la sobrexplotación de los recursos.

“Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

“Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen.

“Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales”.

Más de tres décadas después de aquellas palabras, el cambio climático dejó de ser una amenaza para convertirse en la realidad que pone en riesgo la vida en la tierra y la supervivencia de la especie humana.

Fue así que Fidel se convirtió en el primer líder político mundial en anunciar el futuro de la naturaleza, un escenario signado por las actividades humanas y la urgencia de sumar voluntades para revertir ese panorama.

Mientras la temperatura global ha aumentado en 1ºC, la del océano lo ha hecho en 0,11 ºC, lo que representa un riesgo de supervivencia para muchas especies de plantas y animales que nos sirven de alimento y medicina, incluidos los peces y mariscos.

En los últimos 25 años el nivel del mar ha subido el doble de lo previsto; de mantenerse este ritmo, dentro de 70 años los hogares de 200 millones de personas, sobre todo residentes en estados insulares, estarán por debajo del nivel del mar.

Para absorber las emisiones de carbono que hoy llegan a la atmósfera y alcanzar el «cero neto» en 2050, se necesitan mil 600 millones de hectáreas, o lo que es lo mismo, más que todas las tierras de cultivo del mundo de nuevos bosques.

A esto y más se refirió Fidel cuando dijo aquel 12 de junio en Río de Janeiro: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta.

“Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”, enfatizó.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), en su calidad de foro internacional de creación y negociación de acuerdos sobre los problemas mundiales, ha facilitado la aprobación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; la de Diversidad Biológica, de lucha contra la desertificación; la Declaración sobre los principios de la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques de todo tipo; la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, además del Protocolo de Kioto​, el de Montreal y el Acuerdo de París, entre otros tratados dirigidos a unir los gobiernos, la población y grupos empresariales para hacer frente a la crisis climática y sus efectos.

Asimismo se estimula la celebración de jornadas especiales dedicadas al medio ambiente, a los bosques, los océanos, a la Madre Tierra, a los humedales, a la vida silvestre, al agua, la energía, a la Meteorología, a las aves migratorias, las abejas, a la lucha contra el ruido y el hábito de fumar y al suelo, por solo citar algunas.

Esto permite concientizar a la población sobre la importancia del clima y su incidencia sobre las formas de vida del reino animal y vegetal, a fin de promover el desarrollo sin deteriorar el medio ambiente.

En Cuba, por ejemplo, las políticas del Estado sobre la protección del medio ambiente involucran a las comunidades, grupos sociales, empresas y entidades, estatales o no, en la aplicación de los diferentes instrumentos regulatorios.

Es una tarea que exige sistematicidad y constancia, pues la baja percepción de riesgo, conciencia y educación ambiental de buena parte de la población, genera dificultades y malos resultados en la implementación de algunas políticas y estrategias ambientales.

Dentro de las principales problemáticas que se trabajan a nivel nacional sobresale la recuperación de los suelos degradados, ya sea por erosión, compactación, salinización, drenaje deficiente o acidificación, entre otros factores.

A ello se une la urgencia de transformar la desmejorada higiene comunal de asentamientos urbanos o rurales por fallas en los servicios técnicos, las redes de acueducto y alcantarillado, además de la inestable recolección de desechos sólidos, que generan micro vertederos y focos de vectores.

Y todo eso trae otra complicación. La contaminación de las aguas interiores y marinas, ya que la mayoría de esos desechos, líquidos o sólidos, van a parar a los ríos o al manto freático, los que tienen como destino final el mar.

Cuba también enfrenta los prolongados períodos de sequía, el ascenso del nivel medio del mar y, por consiguiente, el avance de la cuña salina junto a los efectos de la deforestación, la pérdida de la diversidad biológica y el deterioro de las zonas costeras.

Justamente, sobre este último problema el Plan de Estado Para el Enfrentamiento al Cambio Climático, conocido como Tarea Vida, incluye una acción estratégica enfocada a reducir la densidad demográfica en las zonas bajas y reubicación de los asentamientos humanos hacia regiones más altas, con el objetivo de disminuir la vulnerabilidad a las inundaciones costeras que se producen por eventos meteorológicos extremos.

Todo un sistema que tiene como base las palabras de Fidel: “Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo”.