La margen sur de la bahía de Matanzas impacta por su belleza natural sin embargo esta porción de litoral vuelve a ser noticia debido a las excavaciones del Proyecto Arqueológico radicado en lo que fue la Batería de Peñas Altas.
“Lo novedoso es la ubicación, finalmente, del aljibe construido para la Batería, cuya culminación data entre 1820 y 1821. Teníamos referencias por la planimetría histórica de su existencia, aunque los cambios de uso en el área daban una localización aproximada, pero no exacta”, apuntó Odlanyer Hernández de Lara, Arqueológo principal de las excavaciones.
El área de excavaciones se encuentra enclavada en lo que un día fue la colonial Batería de Peñas Altas, creada como fortaleza de la ciudad. Foto: Édgar Moraga.
Con intervenciones en el área desde 2022, uno de los objetivos del proyecto trazado inicialmente era la localización de este aljibe o especie de reservorio de agua creado en el siglo XIX.
“En enero alcanzamos la pista más cercana, al encontrar lo que fueron las facilidades temporales para la construcción del Edificio 13 Plantas. Teníamos testimonios de personas que alegaban el uso de conexiones hidráulicas ya construidas a modo de estructuras subterráneas. Esos elementos nos acercaron aún más”, expresó el doctorante en arqueología de la Universidad de Syracuse en Nueva York.
Una hipótesis cala con mayor fuerza entre los arqueólogos e integrantes del proyecto luego de examinar la zona que fuese el célebre Escuadrón 41 del Regimiento Plácido perteneciente a la tiranía batistiana.
“Hay una tradición que habla del descarte de estos cuerpos en una suerte de estructura subterránea. Algunos hablan de un pozo y otros de una cueva. Lo cierto es que es una zona donde el único componente de este tipo es el aljibe. Por tanto, cabe la posibilidad de que haya sido uno de estos espacios donde se hayan lanzado los cuerpos de personas reclusas y torturadas en el lugar”, vaticinó esperanzado Hernández de Lara.
El aporte historiográfico y la contribución de las personas a partir de sus memorias facilitaron el hallazgo, en el marco de un proceso arqueológico aún más extenso.
“Nos tomó casi un día liberar todo el espacio y ampliarlo para retirar dos tapas de concreto que sellaban la entrada al brocal del aljibe. Esta es una estructura abovedada que tiene aproximadamente 4-5 metros de ancho, por unos 8-10 de largo con cinco metros de profundidad”.
La estrechez del espacio y las condiciones para el descenso de los especialistas complejizan las acciones de investigación.
“Vemos algunos elementos de metal, todavía por esclarecer su composición. Encontramos restos óseos en superficie de origen animal, procedentes de un cordero y un pez espada. La visibilidad limitada es uno de los aspectos que impacta, pues es complicado el paso. Además, estamos limitados por el uso de las máscaras con filtros para evitar potenciales problemas respiratorios. Identificamos la presencia de hongos, los cuales son elementos perjudiciales para la salud humana, pero estábamos preparados para ello ya que es un lugar que debe llevar cerrado cuarenta años como mínimo”, finalizó Odlanyer.
Oculto entre las huellas del pasado permaneció este fragmento de historia que ahora los investigadores se empeñan en redescubrir. Justo allí es donde el dolor hizo famoso a uno de los parajes más bellos de la ciudad con sangriento nombre.
TVYUMURÍ