Historia de vida de una mujer machetera heroína del trabajo de Jagüey Grande

Conversar con Luisa García Perdomo es como inocularse una excelente dosis de optimismo pues si algo la identifica es su afán por el trabajo y su amor ilimitado a la Revolución. Con sus 81 años sostiene una inquebrantable voluntad para sobreponerse a los obstáculos de la vida que pudieran ser consecuencia de un ardid genético que no ha podido establecerse en el calor de su habitación demostrando que en ella todo es producto de una simbiosis perfecta entre las virtudes que la naturaleza le dio y la voluntad forjada en el día a día de su inmensa y fructífera vida.

Procedente de una familia humilde y campesina Luisa ha demostrado en múltiples ocasiones las tantas formas que la mujer cubana ha podido demostrar su grandeza pues desde aquel rancho familiar ubicado en el área conocida como La Montaña al lado de Biajaca tuvo que involucrarse desde muy pequeña junto a sus padres y nueve hermanos a las labores agrícolas.

Cuenta nuestra entrevistada que en el año 1974 cuando el comandante en Jefe Fidel Castro solicitó apoyo para la Zafra ella dio el paso al frente y fue una de las primeras mujeres incorporadas a esta labor como cortadora de caña donde laboró durante cinco zafras con extraordinarios resultados que le valieron para merecer el título de Heroína del Trabajo de la República de Cuba a propuesta de José Ramírez Cruz (Pepe) el primer Presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños ANAP.

Con nueve condecoraciones muy bien conservadas en algún rincón de su hogar Luisa nos sorprende cuando narra aquella ocasión en que el líder de la Revolución cubana le fue a otorgar un automóvil y ella sencillamente se negó argumentando que lo que le hacía falta era un caballo que se le entregó y le fue muy útil durante muchos años, no solo a ella sino a toda la familia.

Poseedora igualmente de la Orden Ana Betancourt entregada por Fidel, como digno homenaje a la virtud y a su trabajo creador Luisa expresa que siempre ha dispuesto su hogar para todo lo que le haga falta a la Revolución y refiere los épicos momentos de la Campaña de Alfabetización donde albergó en su vivienda a siete maestros alfabetizadores o cuando se realizó el primer censo de población y viviendas en el país tuvo también hospedado en su casa a siete personas destinadas e esa labor.

Para esta mujer laboriosa gemela de uno de sus nueve hermanos el haber vivido aquellos momentos del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 constituyó motivo de gran alegría y esperanza y se siente agradecida por todas las medidas adoptadas que beneficio a su familia y a tanta gente principalmente a los que vivian en los campos cubanos. Por eso, Luisa aportó también su granito de arena cooperando con la captura de varios bandidos alzados que acampaban en una cueva y en los alrededores de su casa en el campo hasta lograr su captura por las fuerzas armadas revolucionarias.

Tras enviar un mensaje de aliento a los jóvenes instándolos a continuar trabajando y defendiendo la obra de la Revolución, Luisa culmina jocosamente dando respuesta a los desagradecidos “vamos a salir adelante, que no piensen que nos van a dar machete…”

(RVG)

Author: Radio Llanura Redacción