La guerra económica contra Rusia alcanza tal intensidad que tendrá consecuencias nefastas para la economía mundial, un escenario donde existen factores y condiciones para el estallido de otra crisis en 2022, afirmó un experto.
En exclusiva con Prensa Latina, Luis René Fernández Tabío, profesor titular del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) de la Universidad de La Habana, explicó que estas agresiones eran imposibles de ejecutar antes del proceso de globalización, actualmente acompañado por una base tecnológica.
Se trata de medidas económicas como instrumento de política para transformar las realidades, apuntó el también Doctor en Ciencias Económicas.
El objetivo final es quitarle a Rusia su principal instrumento: los hidrocarburos, significó el especialista, pues a pesar de ser un país avanzado en términos de su economía, la estructura de esta tiene gran dependencia de la exportación de recursos naturales, no solo del petróleo.
Cuenta ciertamente con una poderosa industria militar, grandes centros de investigación con importantes resultados, trataron de desarrollar el sistema bancario, pero desgraciadamente tienen esa fortaleza/vulnerabilidad, su principal fuente de ingresos son los hidrocarburos, añadió.
Instrumentos económicos de poder
Fernández comentó que Estados Unidos y sus aliados aplican contra Rusia todos los instrumentos económicos de poder disponibles y son muy fuertes, porque se apoyan en la globalización y en la función privilegiada del dólar en el sistema monetario financiero, así como en el mecanismo bancario del Swift.
En el caso de estos dos últimos aspectos, aunque su impacto pudiera reducirse mediante el fortalecimiento de algunos sistemas alternativos en desarrollo, el golpe coyuntural será demoledor, pero no solo para la nación euroasiática, sino que tendrá enormes costos para Europa y en menor medida también para Estados Unidos y el resto del mundo.
El especialista señaló que la globalización -en términos económicos- utiliza tecnología en las redes globales y es imposible realizar transacción alguna si no está registrada por esos sistemas.
Así sucede con el sistema Swift, cuya desconexión tiene un efecto severo para cualquier economía, porque las instituciones temen ser penalizadas por la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, detalló.
Apuntó que desde 2014 ya se aplicaban medidas económicas contra Rusia, pero la operación militar en Ucrania le dio la oportunidad a Estados Unidos de realizar una guerra mediática, fortalecer la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea (UE) contra la “amenaza” rusa, algo que en el fondo es una manipulación de un conflicto hegemónico.
Si lograran reducir a Rusia les permitiría acceder a sus extraordinarios recursos, la idea es debilitarla y crear una crisis interna en el gobierno de Vladimir Putin, consideró el experto.
De ahí la celeridad de las medidas económicas, sostuvo. La alianza entre Estados Unidos, la UE y la OTAN impulsó sanciones nunca antes vistas, y en ello jugaron un importante papel los medios de comunicación occidentales, los cuales controlan el 90 por ciento de la información que transita por el mundo.
“La economía es un instrumento de política, pero en el actual contexto tecnológico adquiere mayor relevancia, porque ahora las infraestructuras de las redes globales y el desarrollo de sistemas permiten conocer, seguir y controlar todas las transacciones financieras y comerciales”, dijo Fernández.
Se trata del uso de instrumentos económicos para transformar el balance de la hegemonía global, e intentar lograr una condición que permita alcanzar sus objetivos políticos sin llegar a la intervención militar, o su empleo como forma de ablandamiento.
Es la aplicación de mecanismos coercitivos con fines políticos a fin de, sin tiros ni bombas, destruir una fábrica o acabar con la capacidad de un país para desarrollar una tecnología, así como actuar sobre las sociedades objeto de esas agresiones, reflexionó.
En el trasfondo está el sentimiento de hostilidad y confrontación a un nivel superior con Rusia y China, no solo por las diferencias ideológicas y políticas, sino como parte de la disputa por la posible reconfiguración de la hegemonía mundial.
Otras miradas
El especialista del CIEI subrayó que existen muchas aristas para explicar la perspectiva estratégica de Estados Unidos en este escenario, cuyo objetivo fundamental es fortalecer su hegemonía mediante la guerra económica y, además, tratar de unir su propio país, dividido y debilitado por las pugnas internas.
En este sentido mencionó las divisiones políticas al interior de los partidos tradicionales; la amenaza de las fuerzas conservadoras neofascistas, como se afloró con el casi golpe trumpista; contradicciones económicas, con una inflación no vista desde 1982, y desastres en política exterior como la salida de Afganistán.
“El presidente estadounidense, Joe Biden, está en una posición muy débil, con problemas y retos por todas partes, y para colmo en año electoral (comicios intermedios), pero a raíz de este conflicto su nivel de aceptación subió un cinco por ciento”, argumentó.
Entonces, la provocación a Rusia también puede buscar un éxito en política exterior, con el añadido de recuperar su hegemonía e intereses económicos importantes, indicó.
El Gobierno de Estados Unidos es el principal interesado e instigador en la búsqueda de beneficios económicos, expuso Fernández.
Ellos se oponían desde el inicio al gaseoducto Nord Stream 2, pues lo consideran un instrumento de poder e influencia de Rusia, de ahí la insistencia en bloquear esta fuente de gas de buena calidad, con estabilidad y precios competentes.
Finalmente consiguieron parar el proyecto, con lo cual tienen línea abierta para vender gas licuado a Europa más caro, es decir, llevarse la ganancia y de paso agenciarse una dependencia mayor de la UE.
Desde el punto de vista geopolítico debilitan a Rusia, la aíslan del mundo occidental, mientras Estados Unidos se muestra como el gran líder, la UE se debilita, se fortalece la presencia militar de la OTAN en Europa justificada por la «amenaza rusa», y además, intentan aislar a China y también la amenazan.
Constituye una guerra económica cuyo balance final se desconoce, y aún faltan muchos capítulos, concluyó.(Portal Cuba Sí)