Transitando por el laberinto de los medicamentos

Adquirir un medicamento necesario transita hoy por un laberinto complicado, debido a una realidad palpable: no alcanza la producción y por tanto la distribución sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda de la población.

La industria nacional vuelve a producir medicamentos, que aún resultan insuficiente ante las demandas. En Matanzas, tratan de organizar la distribución de los fármacos, pero las personas requieren otras medidas para beneficiar a los enfermos y necesitados. 

Adquirir un medicamento necesario transita hoy por un laberinto complicado, debido a una realidad palpable: no alcanza la producción y por tanto la distribución sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda de la población.

Aunque en las últimas semanas se aprecia una ligera mejoría con la presencia de productos que durante un largo período estuvieron en falta, todavía la situación es crítica y la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas, junto con Salud Pública, ha instrumentado mecanismos que pretenden paliar la insuficiencia de inventarios y evitar acaparamientos, trapicheos y colas desmedidas.

Como parte de las disposiciones vigentes, las recetas médicas son válidas durante 7 días desde que son expedidas.

Cada médico de la familia está vinculado a una farmacia específica con la que se comunica una vez a la semana para informarse de los medicamentos que recibieron y están disponibles, por lo tanto, sabe qué y hasta cuánto recetar con respaldo para la venta.

Pedro Tanquero Riaño, director provincial de Farmacias y Ó pticas.

Al respecto, Pedro Tanquero Riaño, director provincial de Farmacias y Ópticas, precisó que la cantidad de medicamentos que en sus recetas prescribe el médico debe corresponderse con el inventario de productos que esa semana están disponibles en la farmacia.

Añadió el funcionario que esas recetas pueden presentarse para su compra durante todos los días de la semana, no solo un día especifico.

Sobre la distribución de las medicinas autorizadas para la venta mediante el conocido “tarjetón” –generalmente incluye medicamentos que el enfermo necesita para tratamientos de largos períodos–, Tanquero Riaño aclaró que el inventario semanal NO cubre necesariamente la demanda, por lo que se aconseja acudir a comprar el día de la semana que en cada caso se haya orientado, lo que no invalida para ir en otra ocasión.

 “Este resulta un tema muy complejo, pues nuestra empresa, junto con el Ministerio de Salud Pública, realiza la planificación del programa de medicamentos del año siguiente, donde se aprueban los inscriptos según cada patología y además se deja un por ciento para los nuevos casos –precisa Tanquero Riaño–. El problema es que el plan anda por un lado y la demanda por otro, y por tanto siempre hay insatisfacciones”.

Sobre el asunto de las ilegalidades, el funcionario opina que “es una problemática que tenemos que combatir entre todos junto al médico de la familia, quien tiene una de las principales responsabilidades”.

 En el terreno: siete kilómetros para adquirir unas recetas

La doctora Maité Guerrero González atendiendo a la paciente Olga Santana.

Cinco viajes desde su casa al consultorio del médico de la familia número 4, en la barriada de la Playa, tuvo que dar Alberto, de 81 años de edad, para consultar al médico el día correspondiente a la entrada de las medicinas a la farmacia de su localidad.

“Fueron siete kilómetros, contando los viajes de ida y de regreso. La primera ocasión, el martes 2 de noviembre, estaba consultando una pediatra, era día de los niños.  Me dijo que la médica del consultorio era nueva, porque la habitual había salido de vacaciones.

«Pero no estaba la doctora en el consultorio, porque “había salido de guardia en la policlínica” (después supe que había asistido temprano, pero se había marchado antes de que yo llegara). Me orientó que regresara por la tarde, pero cuando llegué tampoco la encontré. La enfermera me dijo que andaba “de terreno”, visitando a pacientes en sus domicilios. Después de dos intentos más, finalmente me pude consultar y adquirir recetas para dos medicamentos. Otros estaban en falta, me informó. Pero hemos mejorado, al menos logré comprar dos, para mi esposa y para mí. Regresaré al consultorio la semana próxima.»

 Insatisfacciones, precisiones y avatares

En el citado consultorio, y en otros, conversé con varios pacientes, en su mayoría insatisfechos con la disponibilidad de medicamentos que necesitan, aunque en términos generales reconocieron que en las tres últimas semanas » …ha entrado un poquito más de medicinas…, seguramente gracias a la mejora con relación a la Pandemia de la Covid 19…”

En realidad, existe confusión. Varias personas aseguran que, si no van a la farmacia el miércoles, que es el día de la semana que le corresponde al consultorio 4, de la Playa, no le despachan los medicamentos prescriptos. Por las declaraciones de los funcionarios y de la propia doctora Maite Guerrero González, no es así.

Carlos Martell estima que se necesita regular lo de «estamos en el terreno».

—¿Qué sucede si una persona enferma cualquier otro día de la semana que no sea el miércoles?

— Cuando venga al consultorio, si todavía existe el medicamento en la farmacia, de acuerdo con el saldo entre el reporte inicial de existencia, menos las recetas que se han expedido, puedo extenderle la orden para comprar, precisó la doctora Guerrero González.

Edelma Batista, habitual cliente de la farmacia que corresponde al consultorio 4, aseguró que en el establecimiento le ratificaron lo que dijo la doctora.

Sin embargo, para Carlos Martell, la atención es muy deficiente. «Vengo al consultorio y está el papelito en la puerta: Estamos para el terreno, y no me empato con el médico. Tienen que resolver ese problema….»

Olga Santana afirma que viene al consultorio el día que corresponde en busca de recetas, pero si no encuentra al médico es como si nada. «Pierdo el tiempo y tengo que regresar una y otra vez…»

Mercedes Portela López se queja de la venta ilegal de medicamentos.

La enfermera Yusimí Díaz aclara que ella pertenece al consultorio 3, pero no tienen local y atienden en el 4, donde radica desde hace un año. «Ya tenemos luz eléctrica, pero es cierto que seguimos sin agua… Aquí también labora Irasema, otra enfermera».

Mercedes Portela López es viuda y dice estar muy enferma: «En la farmacia no toman el teléfono y no me entero si entró mi medicina. Tengo que subir la loma para venir al consultorio a tratar de saber. Lo de la reventa es escandaloso, en la calle tuve que comprar Alprazolán a 600 pesos. En la farmacia no alcancé a comprar el que me tocaba por tarjetón porque se había acabado».

Escasez de divisas y bloqueo económico de Estados Unidos

En comparecencia especial en el programa Mesa Redonda, el primer ministro de la República de Cuba, Manuel Marrero Cruz, ofreció detalles sobre el desabastecimiento de medicamentos que atraviesa el país debido a la escasez de divisas y a las medidas del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, que presionan a los proveedores de estos y otros productos.

El Cuadro básico de medicamentos aprobado a partir del estudio de la población cubana y que se actualiza todos los años es de 619 fármacos; de ellos 365 son producidos por la industria nacional y los otros 254 son totalmente importados.

La situación actual de desabastecimiento por la escasez de divisas ha provocado falta en toda la red del país, incluyendo en el cuadro básico y los que se expenden por tarjetón.

Los productos más afectados hoy en Cuba son los antihipertensivos, analgésicos, antibióticos, anticonceptivos, vitaminas, productos de uso estomatológico y ansiolíticos.

La baja disponibilidad de medicamentos está relacionada con la falta de financiamiento, pero también hay materias primas con las que llevábamos muchos años trabajando y algunas no han tenido disponibilidad debido a esta situación de la Covid-19, que ha impactado a la industria farmacéutica mundial, dijo Marrero Cruz.

Impuntualidades, descontroles y lucro

Son muchas las opiniones, las insatisfacciones y los avatares de una problemática que tiene que ver con las dificultades económicas del país y el bloqueo estadounidense, pero también con impuntualidades, descontroles y el lucro de personas inescrupulosas.

Por ejemplo: Hay clientes que se han profesionalizado en hacer «la cola de la farmacia». Llevan numerosos tarjetones, que habitualmente recolectan entre «clientes ancianos” con dolencias crónicas, adquieren los medicamentos, salen a revenderlos y comparten ganancias… Obviamente es algo que se comenta, se sabe, pero difícil de probar.

Las ausencias de los médicos en los horarios habituales, en algunas ocasiones, suelen justificarse con el clásico cartel «Estamos en el terreno», una situación ambigua desde el punto de vista del enfermo que acude al consultorio infructuosamente en busca del facultativo.

Evidentemente falta información in situ para paliar la falta de medicamentos. Sería conveniente que en cada local se situaran las explicaciones escritas correspondientes, al igual que se fijan otros carteles que orientan sobre la vacunación y avisan que “estamos en el terreno”.

El comercio ilegal de medicamentos sigue golpeando. Los especuladores proponen sus mercancías aprovechando situaciones de necesidad, sobre todo de personas de la tercera edad. Algunos montan sus negocios a través de las redes sociales. En este asunto hay opiniones variopintas sobre procedimientos recurrentes de quienes acaparan, violando los controles establecidos, y se encargan de lucrar, aprovechando que un sector de la población dispone de suficiente solvencia monetaria para pagar lo que pidan.

Es asunto delicado, que no admite insinuaciones personales, pues requiere investigación profunda y continua por parte de las autoridades competentes mientras subsista el desabastecimiento crónico de medicinas en las farmacias.