Sobre teclas y duendes

De la mano de Margot de los Ángeles Valdés García concurrí a una reunión de la Tecla del Duende, en la Ciudad de los Puentes.

Margot es insistente, decidida, y aunque el pasar de los años le reste algunas habilidades, ella se las arregla para llevar adelante cuanto se propone.

Así ocurrió con la convocatoria de la tertulia la Tecla del Duende, en la que actualmente interviene en calidad de coordinadora. Empeñada en rescatar sus actividades, interrumpidas desde la crisis sanitaria, Margot se dio a convocar y buscar un lugar para realizar el encuentro.

Al fin, un reducido y entusiasta grupo de tecleros se dio cita el fin de semana último en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), en Matanzas. Allí departieron animadamente con la ilusión del encuentro y la voluntad de no dejar que desapareciera su entrañable asociación.

La Tecla del Duende nació en 2007 como sucesora de la Tecla ocurrente, sección del periódico de la juventud cubana creada por el reconocido periodista Guillermo Cabrera Álvarez. Su extensión a todas las provincias del país constituye un merecido homenaje a su creador, fallecido prematuramente en Guaracabuya, mientras conducía un encuentro del singular proyecto, en el justo centro de la geografía nacional.

El encuentro matancero tuvo momentos de recordación para sus miembros ya desaparecidos, entre ellos, el “Moro” Ariel Expósito Seleme, quien condujo el capítulo matancero del proyecto de periodismo participativo propuesto por Guillermo. Estén donde estén siempre vivirán en nuestros corazones, aseguraron.

Con versos dedicados a Fidel y la lectura de trabajos investigativos sobre la Virgen de los portuarios, el Patronato de los Mil o el puente giratorio, transcurrió el encuentro entre anécdotas y relatos que siempre expresan una sentida vocación de amor, compromiso y solidaridad.

Los tecleros yumurinos recuerdan los tiempos en que contaban con un número mayor de miembros. Periodistas, estudiantes, maestros o simples ciudadanos interesados en el proyecto cultural integraban la tertulia matancera. Con ellos viajaban a otras provincias, departían con similares de otras localidades y recorrían lugares de interés histórico y cultural.

Durante algún tiempo dispusieron una sede fija en el Museo Provincial Palacio de Junco. Luego rotaron por distintas instituciones como la Sociedad Cultural José Martí, el Museo de Bomberos o la sede matancera de la Unión de Periodistas de Cuba, donde fueron acogidos y celebrados.

Deseosos de recuperar el dinamismo de otros tiempos renuevan votos y confianza y no duerme la esperanza de reencontrar ese espacio donde es posible crecer. La Tecla del Duende matancera vuelve por sus fueros.

Ángel Rodríguez Pérez