Aunque generalmente se celebra el 11 de agosto, en 2024 se trasladó la festividad al día 12 con la idea de prolongar hasta el lunes el descanso por el fin de semana.
La normativa sobre este feriado, aprobada por el gobierno en 2014, busca incitar a las personas a entrar en contacto con las elevaciones naturales en un país con cerca del 70 por ciento del territorio ocupado por montañas y volcanes.
Agosto es representado con un kanji (ideograma, uno de los tres sistemas de escritura del idioma japonés) de forma parecida a una montaña.
En Japón, las montañas se consideran lugares sagrados y fuentes de inspiración de artistas de disímiles generaciones, que las idealizaron.
La más famosa elevación de Japón, el Monte Fuji, es Patrimonio de la Humanidad y su símbolo nacional, se le conoció allende los mares en parte gracias al artista local Katsushika Hokusai (1760-1849).
El famoso pintor y grabador, considerado una de las principales figuras de la escuela Ukiyo-e del periodo Edo, creó las estampas Cien vistas del monte Fuji, colección a la cual pertenece una imagen icónica: La gran ola de Kanawaga, en la cual se aprecia dicha elevación de tres mil 775 metros de altura.
Su popularidad es tal que, a partir de este verano, se empezó a restringir el número de alpinistas a cuatro mil por día, y se exige el pago obligatorio de una tarifa de entrada. A causa de las condiciones meteorológicas extremas en la cúspide, está desaconsejado subir el Fuji fuera de este periodo y las autoridades niponas instan a los alpinistas a abstenerse de intentarlo, para evitar accidentes.
La práctica del senderismo suele ser una tradición ya en Japón y se promociona al turismo como una manera de encontrar paz y desarrollar la espiritualidad.
Dentro de la cultura japonesa precisamente las montañas poseen gran significado espiritual y, en consecuencia, se les venera como lugares sagrados, habitados por dioses, según diversas creencias.(Prensa Latina)