Para reducir el empleo de las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar su consumo responsable es que, internacionalmente, cada tres de julio se celebra el Día Libre de las Bolsas de Plástico.
La cifra que a nivel global ronda los 500 billones de bolsas de plástico que se utilizan una vez y luego se desechan, es fiel reflejo de que esos objetos se han convertido en uno de los más cotidianos y porqué no, hasta imprescindibles, en nuestro día a día.
Quien lo dude, que observe cuidadosamente su entorno doméstico, laboral, las calles de barrios urbanos o comunidades rurales, las zonas comerciales y recreativas que visita e, incluso, los terrenos dedicados a la actividad agropecuaria y ahí las podrá ver, con usos específicos o como parte de las acumulaciones de basura mal gestionada.
Así llegan a los sistemas de drenaje pluvial y además de obstruirlos, provocan graves inconvenientes durante las inundaciones en el período de lluvias.
Otro destino son los ríos y mares, donde causan serios daños a la flora y fauna de esos ecosistemas. Ejemplo de ello es la muerte de tortugas, peces y aves acuáticas, que confunden las bolsas de plástico con comida o se enredan en ellas. Eso puede generarles asfixia o la incapacidad para nadar.
Pero el peligro de las bolsas de plástico en la Tierra sobrepasa incluso hasta el tiempo de vida de cualquier ser humano, pues se calcula que una bolsa de plástico puede tardar más de 150 años en degradarse.
Una descomposición que no significa la desaparición total, sino la fragmentación en microplásticos que pueden persistir otro centenar de años flotando en el aire que respiramos o en el agua donde habitan los peces y mariscos que nos sirven de alimento. Razón esta por la que las bolsas de plástico entraron en la cadena trófica.
Increíblemente, ese objeto que inventó el ingeniero sueco Sten Gustaf Thulin, para proteger al medioambiente al evitar la tala continua de los millones de árboles que se utilizaban como materia prima para fabricar bolsas de papel, es hoy toda una amenaza para la salud del planeta.
Para reducir el empleo de las bolsas de plástico de un solo uso y fomentar su consumo responsable por el daño que causan al ambiente es que, internacionalmente, cada tres de julio se celebra el Día Libre de las Bolsas de Plástico con programas que convocan a no salir de casa sin una bolsa de tela en la cartera para cualquier compra imprevista o no que hagamos.
Limpiar los ecosistemas costero-marinos y zonas residenciales, así como reutilizar las bolsas que tenemos en casa, constituye una acción inteligente. No podemos olvidar que las resinas de plástico son derivados del petróleo y la comodidad de usar y botar, no puede ganarle a la conciencia ecológica.
Ana González Goicochea, Radio 26