Para preparar los Juegos Olímpicos de París, el boxeador palestino Wassim Abu Sal sigue las instrucciones que le envía por escrito su entrenador desde El Cairo, que no puede formarlo en persona a causa de las restricciones de movimiento impuestas por Israel.
A sus 20 años, Wassim Abu Sal ultima su puesta a punto antes de ser el primer boxeador palestino en competir en unos Juegos Olímpicos, después de haber recibido una invitación, y se imagina conquistando la primera medalla palestina en el evento.
“Es mi sueño desde que tenía 10 años”, cuenta a la AFP en su gimnasio de Ramala, en Cisjordania ocupada. “Todos los días despertaba preguntándome cómo llegar a los Juegos Olímpicos”, apunta.
Los palestinos están representados oficialmente en el seno del Comité Olímpico Internacional desde 1995.
Aunque no logró la clasificación para los Juegos de París, Wassim Abu Sal recibió una invitación mediante el sistema que busca que todos los países estén representados.
Participará por lo tanto en su primer combate olímpico el 28 de julio, a pesar de tener que realizar entrenamientos a distancia con su preparador, Ahmad Harara, un palestino de 32 años originario de la Franja de Gaza y que lleva años instalado en Egipto.
Wassim y Ahmad, pese a tener la misma nacionalidad, solo pueden verse en el extranjero ya que Israel no permite a los gazatíes ir a Cisjordania, salvo algunas excepciones.
Pocas competiciones
“Solo lo veo cuando viajo” a torneos internacionales, explica el boxeador. “Él define mi programa de entrenamiento cada día y yo lo ejecuto todas las mañanas”, cuenta.
Luego, su mentor, otro deportista, Nader Jayussi, toma el relevo en el gimnasio de Ramala donde otros promesas del boxeo intercambian golpes mientras suenan canciones tradicionales palestinas y de rap.
Su ‘sparring’ habitual no boxea en la misma categoría que él porque pesa 71 kg, por los 57 kg de Wassim Abu Sal. Tiene un adversario del mismo peso, pero vive en Jerusalén, lo que complica los combates entre ambos.
Cisjordania, ocupada desde 1967, está separada de Jerusalén oriental y de Israel por un muro. El paso de un lado a otro se realiza a través de puntos de control militares, y los palestinos de Cisjordania necesitan para ello un permiso.
“Eso complica la organización de torneos, así que hay menos competiciones en el país”, lamenta el boxeador, que subraya que acudir al extranjero tampoco es fácil.
“Muchos países rechazan otorgar visados a los pasaportes palestinos, así que nos perdemos la posibilidad de acudir a torneos por la falta de visado”, indica.
Para viajar a París, primero se desplazará a Amán, la capital de Jordania, por carretera.
“Recuperar la vida”
“No tenemos tantos buenos boxeadores que puedan entrenar con Wassim. Supone un gran reto para nosotros”, explica Jayussi, para quien la aventura olímpica supone “un momento de orgullo”.
Inevitablemente, la guerra en Gaza entre Israel y Hamás ha tenido un impacto en la salud mental de los deportistas, que reciben frecuentemente informaciones sobre compañeros que mueren, cuenta el entrenador.
Cita por ejemplo los casos de un preparador que murió en un ataque aéreo israelí, de un boxeador de Gaza que perdió a su tío y de otro que perdió un ojo por un obús.
En Ramala, Wassim Abu Sal “entrena, come y duerme”, sin dejar de soñar con la medalla olímpica. “Es como si hubiera recuperado la vida”, dice él mismo.
La guerra se desencadenó por el ataque del movimiento islamista palestino Hamás en suelo israelí el 7 de octubre, en el que murieron 1.194 personas, principalmente civiles, según un conteo de la AFP establecido a partir de datos oficiales israelíes.
Más de 37.700 palestinos murieron en Gaza desde el inicio de la guerra, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud del gobierno de Gaza, dirigido por Hamás.(Portal Cuba Sí)