Fue como si toda Matanzas abriera su corazón para bendecir al Premio Nacional de Teatro, René Fernández Santana, en la tertulia del teatro Sauto, Monumento Nacional, que rindió homenaje al Maestro de los Titiriteros, en su aniversario 80.
Se festejaron seis décadas ofrendadas a los niños matanceros por el reconocido director de la laureada agrupación Papalote, ejemplo de consagración y virtud artística; se distinguía al hombre honesto y talentoso, “Dramaturgo del Mundo” y pedagogo, ponderado en esta su tierra y allende los mares.
Los conductores del agasajo fueron los también Premios Nacionales de Teatro, Rubén Darío Salazar y Zenén Calero, quienes aglutinaron a relevantes artistas y estudiantes que quisieron exponer su admiración al único director en activo de la antigua Escuela de los Hermanos Camejo.
En la entrevista, o como dijera Rubén, en la explosión de ideas sabias emitidas por René Fernández, ante cada pregunta, se escuchó la historia del guiñol, del títere cubano y su forma particular de apreciar la vida, al apuntar que “los hombres se alimentan unos de otros para repartir amor y amistad, con sus obras llenas de valores y justicia”.
Y aseveró: “La fundación del Guiñol en Matanzas fue un descubrimiento social de los años 60 del pasado siglo y le debo mucho al teatro Sauto. Después fui a La Habana a aprender junto a grandes actores y viajé a otros países consolidando mi trabajo en las tablas.
“Hay que estar consciente de que cada época es diferente en contrastes culturales, económicos e ideológicos. El teatro necesita conocer la ciudad, la gente, cada lugar es una vitrina del intelecto. En todas las décadas vividas me he enriquecido, he crecido frente a dificultades o bonanzas.
“En Matanzas existe una multicultura, con la dádiva de contar con muchos maestros en diversas manifestaciones, una particularidad especial de esta provincia”.
Las actuaciones que engalanaron la Tertulia fueron ovacionadas.
Comenzaron con los alumnos de la unidad docente Carucha Camejo, adjunta a Teatro de Las Estaciones, que presentaron pasajes de la primera obra escrita por Fernández, titulada “La amistad es la paz”, versionada en diversas naciones de Latinoamérica.
Hubo sorpresas y muchos regalos para el Maestro de Juventudes, entre estas una fina guayabera enviada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, una pintura de Sergio Roque y dos cerámicas de Manuel Hernández, flores, retratos, obras de arte y libros, por parte de prestigiosas instituciones.
De estas la Dirección provincial de Cultura, en la figura de Osbel Marrero, la UNEAC con los vicepresidentes Leo García y Alfonsito Llorens y el teatro Sauto, de manos de su director Kalec Acosta.
Dentro de los segmentos, actuaron la agrupación Nova Danza, dirigida por la coreógrafa Kenia Carrazana, en una impresionante obra matizada de girasoles y actores del grupo El Mirón Cubano y el circo La Rueda, originarios de Papalote, con una pieza picaresca que alcanzó gran aceptación en el público asistente, donde estaban su esposa, hijo y nieto.
Asimismo, la coreógrafa Liliam Padrón danzó en dúo la canción “Yo sé que te voy a amar” y la soprano Lucelsy Fernández le cantó al gran teatrista una balada de amor.
Como colofón Danza Espiral bailó la pieza “Matanzas” y convidó al homenajeado a danzar con ellos.
Resultó, como René Fernández Santana confesara, una hermosa cita por su aniversario 80, en el lugar que lo vio nacer como artista.