La contribución estatal de alimentos por encargo a instituciones sociales resulta fin prioritario en los planes de la agricultura urbana y suburbana, tal y como ocurre en el organopónico José Martí. del homónimo municipio matancero.
El apoyo a centros asistenciales y escolares deviene premisa de su colectivo, integrado por sólo dos trabajadores, quienes mantienen el cuidado de cada espacio.
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“La producción que logramos aquí va destinada al hogar de ancianos, los círculos infantiles y las escuelas del municipio. El producto que queda se le ofrece a la población mediante nuestro punto de venta. Tenemos pepino, ajo porro, lechuga y habichuela. Además, cultivamos otros sembrados en dependencia del ciclo de cada uno”, resaltó Luis Llanes de la Luz, responsable del lugar.
A ras de cantero, trabajadoras del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (INOTU) en el territorio contribuyen a la siembra con el cambio de labor. Esto tributa al autoabastecimiento de la propia entidad.
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“La idea surge a partir de una orientación nacional. Por la cercanía de nuestro centro, solicitamos acogernos a la siembra y cuidado de las parcelas. El organopónico estaba muy deteriorado, pero poco a poco ha cambiado la imagen para bien”, expuso Ramón Ramírez Guirola, director municipal del INOTU.
“Con dos trabajadores es muy fuerte el trabajo, pero el apoyo de las empresas ayuda a que se mantenga limpio y bien cuidado el organopónico”, destacó Llanes de la Luz, convencido de que no hay tarea imposible cuando se juntan deseos y buenas ideas.
Aprovechar los espacios de cultivo y preservar la tarea social que desempeñan son las misiones del organopónico José Martí, sin dejar de lado la calidad que algún día lo convirtieron en Centro de Excelencia Nacional. (ALH)