
Ya visitó la biblioteca, los museos, buscó datos en Internet y, con todo listo, fue hasta la casa del muchacho que imprime para que el trabajo le quedara muy bonito. Conoce el contenido como la palma de su mano, pero el único inconveniente es que no es ella quien debe exponer el trabajo práctico que le costó varias noches de desvelo y algunos billetes por la impresión que incluyó una deslumbrante presentación y muchas imágenes a color para los anexos.
Eran su hijo, junto a otros compañeros de equipo los responsables de realizar esa encomineod del maestro, que sustituye el trabajo de control parcial en algunas asignaturas, con el objetivo de estimular en ellos la investigación. Sin embargo ninguno de los del equipo se preocupó por cumplir con sus obligaciones, y fue más fácil que mamá lo hiciera.