Haciendo diques o aislando líneas para contener derrames de combustibles, pieza clave resultaron empleados de la unidad empresarial de base (UEB) de Transporte de Hidrocarburos y Derivados Centro-Oriente en Matanzas, comercialmente EMCOR, en el siniestro de Supertanqueros, ocurrido en agosto de este año.
Apenas dos o tres horas después de las varias descargas eléctricas incendiarias de uno de los cuatro tanques que formaban aquella batería, allí estaban los encargados de la construcción, reparación y mantenimiento de depósitos de combustibles, ductos de todo tipo, protección anticorrosivo e instalaciones en general, entre otros servicios.
“Tuvieron una actitud insuperable en el combate contra el fuego. Ni en los momentos más duros quisieron dejar su trinchera”, confiesa emocionado Tomás Medina Hernández, director de la UEB. “Fueron héroes en el incendio y también lo son ahora, en la recuperación”, afirma satisfecho.
Narra Alexis Pavón que “el 8 de agosto, Emelio León Barroso («Papito»), autor de la invención, nos llamó para hacer con suma urgencia un trabajo. La turbina traída por nuestros hermanos venezolanos no lanzaba agua con fuerza por ser incompatibles las mangueras de ocho pulgadas de ellos con las de seis existentes en la base.
“Fue así como comenzamos a materializar la idea de «Papito», un manifold creado con un tubo de diez pulgadas, le pusimos cuatro entradas, soldamos todo aquello sin parar hasta las 3:00 de la mañana. Así logramos la presión de agua necesaria…”
Al otro día asumieron un encargo similar. El problema de los equipos de Venezuela se repetía ahora en los de México, pero al revés. “Sus mangueras de cuatro pulgadas y las nuestras de seis. Entonces hicimos reducidos de seis para cuatro y se logró resolver el problema. Sin embargo, hubo tanta presión, que se averió la tubería de 14 pulgadas del sistema contra incendios del muelle 1. La candela la había dañado, así que en medio de esa tensión, paramos el bombeo y cambiamos los 16 metros rotos, con otro inconveniente: al no haber ductos de aquella medida, buscamos un reducido y montamos tubos de doce pulgadas…”
Recuerda Pavón, aún triste por la pérdida de 17 personas, entre ellos bomberos, que nunca olvidarán el gesto solidario de un matancero, a quien le llevaron a soldar una pieza con un material que ellos no estaban utilizando en ese momento. Después de hacer su parte, aquel cuenta propia se negó a cobrar un centavo y dijo: “Ese es mi aporte para que ese fuego se detenga ya. Yo también quiero hacer lo mío por Matanzas”.
En medio de un panorama de tensiones y peligros, resume Pavón, encontraron rápidas soluciones. “Nos empeñamos para que nadie más muriera, a riesgo, incluso, de nuestra propia vida”.
Pavón y otros tres de su tropa recibieron la condición Seguidores del Che, concedida por la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). “No podíamos dejar de premiar estas respuestas, ofrecidas desde el talento y la heroicidad”, reconoce Yoansy Álvarez Baró, el presidente de la asociación en Matanzas.
Los autoproclamados Cocodrilos son actores fundamentales en el programa de recuperación y transformación vigente desde el pasado 15 de agosto en el estratégico enclave de la conocida como zona industrial.
Como mismo sucedió en los días tristes de agosto, “mi gente sigue aquí, sin temor a nada, para recuperar la base en el menor tiempo posible”, manifiesta Tomás Medina. Junto a él están sus Cocodrilos, acostumbrados a ganarle el choque a cualquier adversidad diaria.
Tomado de Radio 26