Zafra de nuevo tipo, entre el escepticismo y la expectativa

Aunque el escepticismo rodee, y con justa razón, el éxito de la próxima zafra en el país, tampoco son escasas las expectativas que suscita una campaña que muchos clasifican como decisiva para el futuro de esta actividad en Cuba. Una zafra que representa también, para muchos, el inicio de la recuperación cañera en el país.

Luego del desastre de 2021-2022, la peor producción en cien años, donde apenas se molieron poco más de 6 000 000 de caña y se produjeron unas 480 000 toneladas (t) de azúcar en el país, el sector, sometido a fuertes análisis, iniciará este año un nuevo modelo de gestión que pone la diversificación y la producción de derivados en el centro de la contienda.

La nueva zafra, en la que se ha afirmado no se subvencionarán pérdidas, está llamada a ser realista y a despojarse del voluntarismo que ha caracterizado por décadas a este sector. Al menos en Matanzas, se dan los primeros pasos en medio de transformaciones empresariales y limitaciones económicas, mientras la cuenta regresiva para el pitazo inicial nos pisa los talones.

ZAFRA DE NUEVO TIPO VS. VIEJOS CONFLICTOS

Según el cronograma informado por la dirección de coordinación de Azcuba en Matanzas, la zafra de nuevo tipo iniciará el próximo 20 de noviembre por el central Mario Muñoz, que con la incorporación del Jesús Rabí y el René Fraga Moreno deberá generarse más financiamiento a partir de la producción de aguardientes, meladuras, siropes y otros derivados.

Casi un mes más tarde, el 15 de diciembre, iniciará la zafra azucarera en la que solo intervendrán el Mario Muñoz y el Jesús Rabí, con planes de producción discretos, pero superiores a lo alcanzado en la contienda anterior. Matanzas, con alrededor del 10 % de la producción nacional, deberá moler unas 634 731 t de caña y producir poco más de 44 000 t de azúcar, destinadas en lo fundamental al consumo interno y en menor medida, cerca de 7 000, a la exportación.

Para una provincia que no cumple con lo pactado en este sector desde 2011, estas fechas de inicio, que tampoco han sido respetadas con anterioridad, apenas representan una guía que dirige los esfuerzos de los trabajadores del sector y de la dirección de Azcuba, desde donde sí existe confianza para empezar en tiempo. Así lo destacó Yoel Hernández Rodríguez, jefe de grupo de Supervisión y Coordinación de la Industria en la Dirección de Coordinación de Azcuba en Matanzas.

“Los centrales se están proponiendo comenzar a moler en fechas anteriores a las que hemos informado; por ello creemos que, en efecto, podemos cumplir. En las áreas de molinos y de calderas se concentran las mayores labores previas al arranque. Se ha concluido con el 85 % de las reparaciones. Para entonces no deben existir contratiempos”, explicó.

No obstante, las progresivas limitaciones relacionadas al déficit electroenergético del territorio, aunque con mejoras palpables en la última semana, han incidido en el lento avance de las reparaciones, y demandado en cambio jornadas laborales más extensas y soluciones alternativas que permitan el avance de cara al inicio inminente de la molienda.“El atraso estaba concentrado en las reparaciones de la industria. No obstante, hoy el taller Granma avanza con las tapas de los molinos y los pistones, lo que ha permitido un mayor flujo del armado de estos equipos. Hemos tenido problemas con las mangueras de las maquinarias y algunas anillas que también se han comenzado a fundir desde esta semana.

“Para acometer las labores en el Mario Muñoz, por ejemplo, que concentra casi el 60 % de la producción de la provincia, se nos han entregado algunos recursos y hay que destacar que la Empresa Provincial de Materia Prima nos proporcionó una cantidad considerable de planchas de acero, provenientes de las labores de limpieza de la Base de Supertanqueros, que hoy se están utilizando en los centrales”, explicó Armando Fuentes Alonso, subdirector de la Dirección de Coordinación de Azcuba en Matanzas.

Sin embargo, el deterioro del parque automotor resulta otro de los temas que preocupa, especialmente para el cumplimiento de los indicadores principales, ante la paralización de 45 vehículos por gomas y 51 por baterías, recursos que aún no se garantizan.

A estas disyuntivas habría que añadirles los contratiempos, que nunca han faltado en contiendas anteriores, como la bomba que paralizó la producción cerca de un mes y aún no se encuentra en el país; o las limitaciones del combustible y la energía que restringen las labores al interior de los centrales.

Se ha dicho que esta será una campaña más pequeña, objetiva y flexible; en esencia, con muchas más probabilidades de cumplirse con eficiencia. Se han dado pasos significativos en ese sentido. No obstante, Yamilet Martín García, especialista principal de la Dirección de Coordinación en el territorio, asegura que en las proyecciones del país se avizoran algunas cuestiones que pudieran obstaculizar su avance.

“Se ha explicado que esta zafra va a ser mucho más compleja; primero por el déficit de combustible y de energía que de antemano tenemos. La otra es la entrada de financiamiento. De Azcuba hasta el momento solo se ha liberado a nivel de país el 28 % de lo solicitado. De igual modo, la entrada de los insumos se ha visto limitada y, aunque se han buscado alternativas, este constituye un asunto fundamental para alcanzar los objetivos propuestos”, afirmó.

RETOS DE UNA CAMPAÑA VITAL

“El azúcar no puede seguir siendo —ni ya lo será— el fin en sí mismo”, ha afirmado en reiteradas ocasiones el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca, al referirse a los retos que alberga el sector azucarero para esta campaña y el futuro de la industria en Cuba.

Pero los retos de este nuevo modelo de negocios propuesto, donde la diversificación y el aprovechamiento de todo lo que dé la caña salga de las fábricas y logre aportar suficientes ingresos para impulsar la rentabilidad y el desarrollo de los centrales, así como el bienestar de las familias y trabajadores del sector, van más allá de producir alcoholes, meladuras o aguardiente.

Se trata de lograr “que haya una autonomía real de las empresas, donde los directivos, sus consejos de dirección y sus trabajadores tomen decisiones propias y no tengan que estar consultando ‘arriba’”, defendió Tapia Fonseca durante el análisis de los resultados de la zafra anterior. Implica, por otra parte, aprovechar las potencialidades que ofrecen al sector las casi 200 medidas adoptadas en beneficio de la agricultura, el sector empresarial y el agroindustrial azucarero.

“Como parte de la implementación de estas normativas, todas las semanas recorremos las entidades productoras y los talleres, coordinando acciones en ese sentido que nos permitan salir afuera”, asegura Fuentes Alonso.

“Para la zafra diversificada se activará después de cinco años la destilería Jesús Rabí, que tendrá también un plan de producción de alcohol para el consumo interno del país. Junto con ello se pretende garantizar un nivel de alimento animal, sobre todo para el ganado porcino de esa zona. Independientemente de eso, ya se establecen las relaciones contractuales con algunas empresas como Labiofam para suministrarle algunos de estos derivados”, comentó Hernández Rodríguez.

Mientras, la siembra de caña, ejecutada hasta el momento solo en un 33 %, representa otro de los tantos aspectos a no perder de vista en el desarrollo de esta campaña azucarera.

Y sí, centrar los esfuerzos en las dificultades objetivas que puedan ralentizar el despegue y avance de la producción resulta vital, mucho más si se cargan con rezagos. Del mismo modo, urge prestar atención a la visión empresarial en la que tanto se insiste, en el cambio de mentalidad de un sector acostumbrado a contar con numerosos recursos, y que en el actual contexto deberá aprovechar al máximo lo disponible y ser capaz de crecer para subsistir.