Camilo vive en el pueblo

Camilo vive

El pueblo cubano ha encontrado múltiples maneras para mitigar el inmenso dolor sentido ante la muerte del Comandante Camilo Cienfuegos, desaparecido en un accidente de aviación el 28 de octubre de 1959, año del triunfo de la Revolución a la que había contribuido como brillante jefe guerrillero, forjado en las montañas de la Sierra Maestra.

Es verdad sabida que en todos estos años transcurridos desde que el Cesna 310-C donde  viajaba, tripulado por el primer teniente Luciano Fariñas, de 32 años,  como piloto, y su escolta, el joven de 28 años Félix Rodríguez, cayó al mar en un atardecer tormentoso, los cubanos no han dejado de peregrinar, en la fecha luctuosa,  hacia costas y litorales, incluso ríos, lagunas y presas, para dedicarle amorosas flores al Héroe de Yaguajay, siempre en el recuerdo.

El homenaje más notorio  del alma de la nación tal vez ha sido ese, por su fidelidad y carga espiritual. Pero no él único, porque Camilo ha vivido, renaciendo siempre,  en las acciones del pueblo que aprendió a amarlo por sus hazañas, su coraje y su franca y desbordante cubanía.

Un ejemplo de ello se materializa en el funcionamiento del sistema de Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, diseminadas por varias provincias del país, en las cuales se han formado jóvenes con una alta preparación para la defensa, al tiempo que han cursado estudios de la enseñanza media que los inclina y adiestra con disciplina para futuras carreras universitarias, como la medicina en el sector militar, y otras de alta prioridad nacional.

Los alegres y hermosos Camilitos –muchachas y muchachos—han sido y son hijos de obreros, campesinos, profesionales, maestros y de combatientes y representan lo mejor y más granado del pueblo de donde saliera Camilo Cienfuegos, algo que reconoció un día el líder Fidel Castro Ruz cuando afirmó que en el pueblo cubano había muchos Camilos.

Y hay que decir otra vez que el ejemplo anterior igual se rebasa y enriquece por el pueblo, cada día, siempre que la Patria ha requerido del concurso de jóvenes, adultos, mujeres y hombres: de todo el pueblo para cumplir tareas de la defensa, del desarrollo y del avance de la sociedad que se construye bajo las presiones y el sabotaje de un bloqueo brutal.

En los tiempos actuales, Camilo y su entrañable compañero de guerrilla, el Che Guevara, quienes realizaron la decisiva invasión rebelde hacia Occidente, a fines de 1958, vuelven a inspirar el accionar de los integrantes de los contingentes médicos, como la brigada Henry Reeve, y los destacamentos creados para la asistencia, muchas veces consagrada y heroica,  a los enfermos de la Covid-19.

Hay una corriente vital que habla claro y dice que Camilo vive también en los jóvenes y en los experimentados científicos, médicos, maestros, mujeres y hombres rurales que hoy despliegan esfuerzos ingentes por la soberanía alimentaria, en los voluntarios de los CDR y la Federación de Mujeres Cubanas, en los agentes del orden que han laborado codo con codo en las fases de asistencia y recuperación por las que han pasado sus zonas, en los trabajadores de la prensa y el transporte…

Serían innumerables los ejemplos de las acciones que hablan de la permanencia del Señor de la Vanguadia, muerto por azar de la vida cuando solo tenía 27 años, y continuaba siendo una promesa como ser humano de avanzada, patriota, íntegro y cabal que era.

Dicen que estaba lleno de proyectos no solo en el campo de las actividades revolucionarias, sino en lo personal, pues hacía mención de un futuro casamiento.

Regresaba de Camagüey, a donde había ido a conjurar un caso de alta traición y lo había cumplido con valor, cuando ocurrió el siniestro de la pequeña nave aérea en que viajaba. Se desconoce donde pudo haber ocurrido, y por ello se buscó exhaustivamente por varios días en toda la zona del largo trayecto.

Sus dos acompañantes eran  probados y valiosos revolucionarios: un experimentado piloto y Félix, el más joven, había sido integrante de la Columna Antonio Maceo, encabezada por Camilo en su extensión de la ofensiva rebelde a Occidente.

El inmortal Héroe de Yaguajay había nacido en la popular barriada de Lawton, de la capital cubana, el seis de febrero de 1932, hijo de dos emigrantes españoles que le inculcaron valores como la honradez, la solidaridad y una formación martiana.

Antes de tomar la decisión de incorporarse a la expedición de yate Granma, preparada por Fidel Castro desde México, Camilo se había fogueado en La Habana participando en huelgas y manifestaciones de lucha contra las injusticias del tirano Fulgencio Batista.

Fue luego uno de los combatientes más audaces del naciente Ejército Rebelde, bajo el mando de Fidel, el Che y Juan Almeida hasta que en abril de 1958 mereciera el rango de Comandante.

(Portal Cuba Sí)