
Ambas expresiones, declaradas por la Unesco en 2016 y 2018 respectivamente, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se fundieron por estos días en clases magistrales de Mora con agrupaciones como Panamá Danzas Hoy, que dirige el maestro Edgardo Hidalgo.
En el más reciente de esos encuentros en la Academia de Artes y Danzas Cristina Carrillo, que contó con la asistencia del embajador de Cuba en el istmo, Victor Cairo, el también bailarín y coreógrafo adelantó que esperan contar con representantes de la nación canalera en la 17 edición del Festival Timbalaye, que tendrá lugar del 25 al 31 de agosto próximo.
Este año, precisó, la cita estará dedicada a la voz de los congos en la rumba, de ahí mi presencia en Panamá como país referente en el género.
Rutas similares ya se abrieron camino en Italia y México, señaló, siempre de la mano de la solidaridad y lo que nos une, la cultura , la música, lo ancestral.
En declaraciones a Prensa Latina, agregó que en Panamá también intercambió con investigadores como Guillermo Castro y Mario García, fue invitado a homenajes a figuras íconos de la cultura Congo y en la Ciudad del Saber, en esta capital, fue además acogido por el proyecto “Viviendo en los barrios”.
Mora enfatizó que su proyecto apuesta por la solidaridad desde la cultura y su espíritu de resistencia, en medio de un mundo convulso en el que naciones como la suya enfrenta una guerra económica que entraña el bloqueo de más de 65 años impuesto por Estados Unidos.
Por su parte, Hidalgo resaltó la oportunidad de mostrar la danza y cultura Congo, que en esencia, rememora la rebeldía del esclavo negro hacia la opresión española en épocas de la colonia en el caribe panameño, esos ritos de tono burlesco, pero que se llevan a cabo con alegría.
También la mexicana, Margarita Bozelli González, bailarina de Timbalaye, capitulo Panamá, y la joven Lia Cortés, manifestaron su satisfacción por esta experiencia única de acercarse a la rica herencia afrocubana al compartir saberes y prácticas sobre ritmos, cantares y danzas.
Los Festivales Timbalaye, al decir del propio Mora, se han inscrito en la cultura cubana como uno de los principales promotores de la identidad nacional, más allá de las manifestaciones artísticas en sí.
Desde los barrios, la raíz de la sociedad, el evento funciona como trampolín para que se reconozcan las formas del arte que allí radican, y cada esfuerzo se ve retribuido cuando genuinamente, abren los brazos a ese trascendental evento.
Es precisamente el barrio el protagonista, y la rumba su epicentro. Las comunidades son parte de este proyecto y ahí se aprecia la verdadera cultura cubana, ahí están todos los valores que tiene la nación y su conciencia de identidad, remarcó el artista.
El año pasado, Timbalaye se unió a la Unesco en la Declaración de la Ruta de las Personas Esclavizadas, porque de eso se trata su trabajo, potenciar la resistencia y el motivo que tienen los cubanos para salir adelante, en medio de las dificultades.
Además, a través de la cooperación internacional, también se busca integrar a emprendedores conocedores del legado africano y a personas interesadas en el crecimiento comunitario.
A saber, el programa del festival incluye clases de baile, presentaciones editoriales, conciertos, espectáculos en vivo, visitas a museos y lugares característicos, seminarios y encuentros teóricos, que involucran a todas las generaciones con un enfoque particular en la sinergia entre las diversas artes y la rumba.
(Prensa Latina)