El esloveno Tadej Pogacar encara hoy la sexta etapa del Tour de Francia con hambre de leyenda y la ambición de sellar con fuerza su liderato en una jornada rompepiernas entre Bayeux y Vire Normandie.

Después de rozar el triunfo ayer en la contrarreloj de Caen, donde fue segundo detrás del belga Remco Evenepoel, el miembro del UAE Team Emirates está metido en su maillot amarillo con una ventaja de 42 segundos.

Hoy afronta una etapa de media montaña con 201,5 kilómetros a través de la indomable «Suiza normanda», un terreno que parece diseñado para él: seis cotas puntuables, más de tres mil 500 metros de desnivel acumulado, trampas tácticas por doquier y un final explosivo con un repecho brutal de 700 metros, ideal para los clasicómanos con alma de titanes.

El recorrido, tras una sucesión de subidas que puede dinamitar el pelotón, no será un paseo para nadie. El sprint intermedio en el kilómetro 22 apenas servirá de respiro antes de un encadenado infernal que hará crujir piernas y estrategias.

La jornada es propicia para fugas, pero también para emboscadas de los pesos pesados. Pogacar, que ya ha ganado etapas en todos los terrenos posibles, parece dispuesto a volver a atacar. Ya no le basta con ganar: quiere dominar. Corre como si el Tour fuera una novela escrita para él, y cada etapa, una página heroica más.

A sus 26 años, y tras conquistar el Giro en mayo, el esloveno busca un doblete histórico por segundo año consecutivo. Van der Poel, derrotado ayer, y Evenepoel, en estado de gracia, intentarán arrebatarle protagonismo. Pero el maillot amarillo tiene dueño, al menos por hoy, y ese dueño pedalea con el corazón desbordado de ambición.

La etapa promete una batalla de desgaste, inteligencia y carácter. En este escenario cinematográfico de verdes colinas y asfalto traicionero, Pogacar no solo defiende el liderato: pedalea por la eternidad.

(Prensa Latina)