
Lázaro Zamora o Patao, como cariñosamente muchos nombran, desde bien temprano recorre los lugares más recónditos de la geografía unionense para acercar el pan normado hacia las zonas del Plan Turquino.
Pepino de agua, timón en mano y hasta el mismo pan constituyen sus aliados durante las soleadas y en muchas ocasiones desiertas carreteras. Hasta los más pequeños lo conocen y en muchas ocasiones lo esperan para saludarlo o quizás realizarle alguna que otra broma.
“Desde las siete de la mañana salgo de Alacranes con el pan para distribuirlo por Sabana Grande, Jicarita, La Emulación, el B- 30 y Las Guásimas, en la carretera de Zapata”, recalca el chofer.
Con gotas de sudor en la frente afirma que trabaja todos los días del mes y que no concibe su vida sin transitar los caminos del Plan Turquino.
“Yo trabajo aquí hace alrededor de catorce o quince años. Con anterioridad repartía la merienda escolar en un camión por las escuelas e iba al B-5, a los Riveros, a Zapata”.
En su quehacer diario transita alrededor de 140 kilómetros. La entrega al trabajo lo han hecho enamorarse de un oficio que ha significado su existencia.
¿Cuánto representa para usted transportar el pan de las personas que viven lejos del pueblo?
“Yo soy feliz con traer el pan hacia esos lugares. El trabajo que hago me gusta, me llevo bien con todos los que viven allí y el día que no voy me siento mal.”
El Patao además ayuda en la repartición de los medicamentos y acerca documentos de la bodega hacia el pueblo. Con la alegría y la responsabilidad que lo caracterizan está dispuesto a apoyar cada vez que exista alguna necesidad.
En una frase, defina qué representa su trabajo para usted.
“Mi trabajo es mi vida.”
A carcajadas dice que el día del retiro se reincorporará a manejar. A sus 58 años y con su baja estatura mantiene la ligereza y el dinamismo del joven que lleva dentro en cada tarea asignada.
El programa del Plan Turquino fue una iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro que comenzó a hacerse realidad el 2 de junio 1987, con la pretensión de impulsar el desarrollo económico y social en las zonas más encumbradas y de difícil acceso de la geografía nacional.
En su hogar la esposa conoce bien de la labor que realiza su compañero de vida. “Mi mujer sabe cuánto representa para mí llevar a las personas el pan, hasta dice que quiero más al carro que a ella misma”, confiesa jocosamente.
El reloj marca casi las cuatro de la tarde y el equipo conoce el camino de regreso a casa. Para este hombre de más de cinco décadas no existen los días feriados y las personas más allegadas, así como sus familiares, saben qué significa un día sin el Patao en el Plan Turquino. (ALH)
(TVYUMURÍ)