El 30 de noviembre concluyó el intervalo convencional de la temporada ciclónica en el océano Atlántico, con 13 sistemas tropicales que poco modifican el promedio anual: 14,4. No obstante, 2025 mostró un aumento en la proporción de huracanes de gran intensidad, con uno de categoría 4 y tres de categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson.
Lo ocurrido parece reforzar la estimación de que en los últimos años no se constata un aumento en el número total de huracanes por temporada, lo que no parece ser así en el caso de los huracanes de gran intensidad. Aún está por ver si el incremento en la cantidad y proporción de huracanes intensos contra la cifra de huracanes y el total de ciclones resulta una tendencia transitoria, o es algo que apunta a hacerse permanente. De igual manera, se abre una interrogante en torno a si la variabilidad o el cambio climáticos tienen un papel en el incremento de los sistemas extremos.
Las trayectorias de los ciclones de 2025 se parecen más a las de 2023 que a las de 2024. Hace dos años, la mayor parte se desplazó sobre aguas del Atlántico, igual que en esta temporada; mientras que en 2024 corrieron en dos ejes: Atlántico y Caribe.
Un rasgo significativo en 2025 fue la limitada ciclogénesis en el golfo de México y el Caribe occidental, además de dos intervalos de 27 y 21 días sin ciclones. Esto motivó que algunos anunciaran a priori el fin la temporada, sin suponer que Jamaica, Cuba y Bahamas sufrirían los impactos de Melissa, el huracán más intenso del mundo en 2025, con una presión mínima de 892 hectoPascales, y su consecuencia en 295 km/h de velocidad sostenida en el viento.
El análisis postemporada deberá ratificar o modificar estos y otros datos, como el registro de la sonda de caída libre que en la mañana del 28 de octubre midió una racha de 406 km/h, récord absoluto de velocidad del viento en un huracán.
Finalmente queda el pronóstico estacional de nuestro Instituto de Meteorología, que previó 15 ciclones contra los 13 formados; es decir, 86% de lo pronosticado. Un acierto fue estimar en 50% el peligro de que Cuba fuera afectada por al menos un huracán, valor por encima del peligro climatológico para todo el país, actualmente en 35%. Asimismo, nuestros pronosticadores estimaron en 75% la probabilidad de que al menos un huracán se originara e intensificara en el Caribe, lo que desafortunadamente se cumplió con Melissa.
Sirvan estas experiencias para el futuro.
Tomado de Cubadebate
















