En ocasiones existen familias en las que uno de sus miembros necesita mayor atención debido a situaciones de incapacidad, algún padecimiento medico o por diversos motivos. Es común que la figura del cuidador o cuidadora nos haga pensar en personas de la tercera edad aunque en otros casos se encarguen del cuidado de infantes o de otros grupos etáreos. En todos los casos su ayuda facilita y mejora la calidad de vida, de quienes tienen a su resguardo.
Las personas cuidadoras pueden ser familiares, amigos, un vecino cercano o también recibir remuneración por su trabajo. Según estudios recientes, en América Latina y el Caribe, el 80 por ciento de los cuidados es realizado por familiares, debido a diversas causas entre ellas financieras y normas culturales. Vale destacar que son las mujeres quienes en su mayoría asumen estas funciones.
Si bien las tareas de cuidado pueden ser gratificantes también pueden tener consecuencias negativas en su salud física y mental. La intensidad de los cuidados y la demanda emocional que implican pueden generar una sobrecarga de ahí la importancia del apoyo familiar y de capacitarse con los especialistas del área de la salud.
En el año 2014, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas declaró el día Internacional de las Personas Cuidadoras o también conocido como el “Día del cuidador” para sensibilizar, concienciar y llamar la atención sobre la labor, muchas veces silenciosa, que día a día realizan millones de personas que cuidan de otras.
En Cuba la figura del cuidador familiar aparece como una novedad en el Código de las Familias. En su artículo 413 expresa que la persona considerada cuidadora es aquella que asume total o parcialmente la responsabilidad de la atención de una o varias personas que forman parte de su familia, quienes, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o su discapacidad, se encuentran en situación de dependencia para realizar sus actividades de la vida diaria y satisfacer sus necesidades materiales y emocionales.
Debe respetar la autonomía y los deseos, de la persona a quien se cuida y le asisten sus mismos deberes y derecho. Cuidar implica responsabilidad pero también gran dosis de empatía.
















