
El Gobierno declaró en 2014 al elote, como mejor se le llama aquí, Patrimonio Cultural Intangible de la nación y estableció este día de cada año como fecha de celebración para destacar su importancia histórica, espiritual y social.
Los pueblos mayas lo vincularon con la mitología, cosmovisión, costumbres y tradiciones orales, desde el mito de la creación del ser humano en el “Popol Vuh”, hasta la obra Hombres de maíz, del Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias.
Muchos idiomas mayas se refieren a este como “Ixim”, en comunidades del departamento de Huehuetenango le consideran una deidad, que puede ser masculina en el caso del municipio de Santiago Chimaltenango, o femenina en Colotenango.
La tortilla chapina, por ejemplo, deviene símbolo culinario bien arraigado en cada mesa, en dos y tres tiempos (desayuno, almuerzo y comida) siempre acompaña sin falta las deliciosas comidas.
La mayoría de familias, según analistas, consumen un promedio de 2,5 quintales de esta forma, sin embargo, el valor puede duplicarse o hasta triplicarse, en dependencia del ingreso económico de las mismas.
El maíz es un elemento fundamental de los tamales, chuchitos, tamalitos de chipilín, enchiladas, tortillas con loroco y queso, el atol de elote, entre otros platillos deliciosos.
También puede ser procesado como harina, maicena, palomitas, sémola, copos y demás formas en las cuales complementa los alimentos de cada jornada.
En San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, se realiza el ceremonial El Pregón y la Danza de La Paach, en honor al maíz.
Datos oficiales dan cuenta que en la actualidad figura como el grano básico de mayor producción y consumo en Guatemala, aunque desde hace algunos años se importan ciertas cantidades.
La elección del 13 de agosto coincide con la cosecha de los primeros elotes tiernos de la milpa, sembrada el 1 de mayo, y con el segundo paso cenital del sol en el cielo de este territorio centroamericano.
(Tomado de Prensa Latina)