«Como el vuelo de los zunzunes». Una conversación con Rubén Darío Salazar

Hablar con Rubén Darío Salazar es entrar en un espacio donde la palabra se posa con cuidado, como si cada sílaba tejiera memoria. Director de Teatro de Las Estaciones y figura imprescindible en el arte escénico cubano, su trayectoria ha sido ampliamente reconocida, entre lo que se destaca la Distinción por la Cultura Nacional, el Premio Nacional de Teatro 2020, el Premio Dora Alonso a la Humildad y el Maestro de Juventudes que otorga la Asociación Hermanos Saíz. Pero más allá de los galardones, su voz no solo narra procesos: los honra.

En esta conversación, más que respuestas, encontramos gestos de gratitud, evocaciones de infancia y una mirada que sigue apostando por la belleza, la ética y el asombro. Como los zunzunes que revolotean sin detenerse, su pensamiento artístico vibra inquieto, curioso, siempre en busca de nuevas formas de expresión.

A 31 años de creado Teatro de Las Estaciones, comparte sus visiones desde su vínculo con los títeres como forma de resistencia poética, hasta su manera de acompañar generaciones de artistas. Rubén Darío nos invita a pensar el teatro como un acto de amor colectivo. Aquí, sus palabras dialogan con preguntas que celebran la raíz, el oficio y la ternura.

Esta entrevista es también un gesto de gratitud hacia quienes, como él, han hecho del arte un refugio, una escuela y una celebración compartida.

¿Siguen los sueños y urgencias que dieron origen a Teatro de Las Estaciones en 1994?

–Cuando la creación artística palpita en uno no es algo que se pueda detener. Es como el corazón, solo para cuando dejas de existir. Los sueños los he ido cumpliendo, sé que no podré cumplirlos todos, mi cabeza no para y las circunstancias no son nada halagüeñas, pero lo sigo intentando siempre. Las urgencias son las mismas desde que decidí convertirme en el líder de una agrupación teatral. Hacerlo bien. Con profundidad en los objetivos, sin dejar de investigar, sin perder cada día la capacidad de asombro, de encantamiento por la vida.

¿Ha evolucionado la mirada artística en estos 31 años? ¿Cómo?

Cuando vives, cuando existes, lo más natural es que evoluciones. Que no te detengas en vanidades ni egos, son dos cosas inútiles por completo, que solo te llevan al estancamiento. Nuestra mirada ha sido inquieta, como el vuelo de los zunzunes. Todo lo que nos ha pasado a nivel sociocultural, económico, ideológico y espiritual está en nuestras obras, visto desde nuestro punto de vista, claro está.

¿Cómo se construye la estética visual y lírica que distingue al grupo? ¿Tiene algún significado especial?

Visualidad y lírica son dos características afines al teatro de títeres. Las figuras, los muñecos, los títeres o como se les quiera llamar son objetos, piezas visuales, que en su estética expresan su personalidad, su sentido de vivir. Los títeres son la poesía levantada, convertida en personajes, sueños y entelequias reales por obra y gracia del teatro. Construir esa estética tiene nombre y apellidos, desde Zenén Calero a su equipo de trabajo, más la voluntad de siempre crear cosmos nuevos. Si hay un significado, una seña, un símbolo, es ese: la inconformidad con lo hecho, el querer ir siempre a más, la laboriosidad constante como mayor premio.

¿Qué valor le concedes al trabajo colectivo con el equipo y de manera particular con Zenén Calero?

El valor de la felicidad, de la realización, las puertas abiertas a la creación, el privilegio inmenso de trabajar con gente talentosa y noble. No siempre es una combinación que funciona así. En Zenén sí, y eso nos da un toque especial como grupo, pues es como trabajar con un niño genio, que se concentra más en su juego y disfrute que en su habilidad esencial.

¿Cómo ha sido la relación con el público? ¿Consideras que llega a este el mensaje del grupo?

–Nuestra relación con el público es la relación clásica de todos los teatristas con sus públicos. Una historia de amor que solo se vuelve de desamor si tú lo permites. Cuando tienes una relación de amor consolidada, cuídala, enriquécela, trata de que siempre sea nueva, sorpresiva y subyugante. De nada valen los trucos y las estratagemas oscuras, con el público no funcionan.

¿Qué desafíos han enfrentado y cómo los han transformado en impulso creativo?

Somos un grupo de teatro de un país pobre. Lo que padece, sufre, enfrenta y marca a nuestro país, nos marca a fuego a nosotros, a no ser que estemos desconectados de nuestras funciones y misiones, haciendo teatro para nadie. No es nuestro caso. El amor, la conciencia, el compromiso con tu profesión ayuda mucho, de ahí sale el impulso creativo.

¿Qué significa hacer teatro de títeres en Cuba hoy?

Significa lo mismo que si lo hiciéramos en otro país, siendo de ese otro país. Me explico. Vivimos el hoy nuestro, el que nos toca, el que elegimos, el que enfrentamos como artistas, subidos con la habilidad de un artista circense en una cuerda floja. Tratamos de que la realidad difícil no nos desanime, pues nos toca alegrar vidas, sobre todo vidas infantiles, en formación. Es duro nuestro oficio en las circunstancias actuales. Debe haber sido lo mismo para los actores de El Globo de Shakespeare o El Teatro Alhambra de la República. Cada quien defendiendo el arte del teatro desde sus hoy que ahora son ayer.

¿Qué sueños acompañan a Teatro de Las Estaciones hacia el porvenir?

Los teatristas somos soñadores por excelencia. Está en nuestro ADN. Soñar se nos da fácil, el trabajo duro y en definitiva el nuestro es darle cuerpo y cara a esos sueños de la mejor manera posible. Pitonisos no somos. Ojalá, para ver con claridad el futuro. Los teatristas construimos el futuro en el presente.

En cada palabra de Rubén Darío hay una brújula que apunta hacia el asombro. Teatro de Las Estaciones no solo ha construido obras, sino también una forma de estar en el mundo: con belleza, con ética, con ternura. Como los zunzunes que no se posan demasiado tiempo en un solo lugar, su arte vibra en movimiento, inquieto y luminoso, buscando siempre nuevas flores donde dejar su vuelo.

Cubaescena/Foto de portada: Tomada del perfil de Facebook del entrevistado

(Tomado de TV Yumurí)

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