En este artículo: bolsa de plástico jaba de nylon contaminacion reciclaje medioambiente Jabita: Útil y caótica

Hace medio siglo nada más fue inventada la bolsa de plástico, la jabita de nylon como le decimos en Cuba, aunque a esa categoría le caben otras denominaciones.

El hecho es que lo que llegó para facilitarnos la vida en poco tiempo se convirtió en un problema. Sí, porque medio siglo es nada para el saldo tan grande que nos cuesta, al punto de comprometer ecosistemas porque algunas pueden tardar más de 500 años en degradarse y en ese camino pasa por procesos hasta convertirse en pequeños trozos de plástico por todos lados.

Es por eso que no perdemos oportunidad de hacer campaña para eliminar, o cuando menos, disminuir el uso de estas bolsas que tienen inundados mares y calles.

Hay referencias de su presencia en áreas tan inhóspitas como la Fosa de las Marianas en el océano Pacífico occidental, a más de 10 mil metros de profundidad; y en el Monte Everest, a más de ocho mil metros de altura; incluso en las regiones polares y en islas deshabitadas como Henderson o el Atolón de Midway.

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Imagen tomada de https://unsplash.com/

No importa que parezcan parajes protegidos por las alturas, los hielos, la densidad impenetrable de bosques o la soledad de cuevas y desiertos remotos como el Atacama. Si solo un mínimo de acceso humano existe, bastará para que alguno, en un descuido o sin medir la repercusión, olvide pertenencias, y ahí llega la protagonista de este texto, arrastrada por el viento o las aguas.

¿Quién no las ve por todas partes? Las encontramos revoloteando por las aceras después de haber sido usadas una y otra vez. En Cuba las lavamos y tendemos a secar si es necesario, las reutilizamos, pero hasta cierto punto porque cada vez son más delgadas y menos resistentes y toca botarlas rápido. Sin embargo, al principio eran bolsas gruesas que aguantaban cargas pesadas.

Recuerdo aquellas que decían Cubalse con sus líneas en zigzag de color verde, o las que en letras azules identificaban las Tiendas Intur o las más recientes Caracol. También les decían jabas chillonas porque sonaban aunque uno se empeñara en ser discreto. Para los cubanos es importante, hasta el comediante Carlos Ruiz de la Tejera le dedicó un monólogo muy gracioso. Decía que nuestro cuerpo se divide en cabeza, tronco, extremidades y jabita.

Así de valiosa es porque más allá de las compras, nos socorre en lo inesperado como cuando llueve, no hay sombrilla, y no se quiere mojar el cabello; o como gorro térmico si improvisamos una sesión de peluquería de bajos recursos; o en los pies para proteger los zapatos de la lluvia y el lodo si se anda en moto, bicicleta, o caminando.

Incluso —uno de sus más célebres usos— es como sustituto del teflón para trabajos de plomería o en tiras para hacer amarres. Y si de creatividad se trata, para hacer artesanías que estuvieron de moda hace un tiempo como aquellas cabezas de ajo, muñequitos diminutos y sombreros tejidos.

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Imagen tomada de Internet

Las bolsas de plástico o jabitas de nylon se han convertido en un contratiempo de gran magnitud para los océanos. Según las estadísticas, cada año el mar recibe millones de toneladas de residuos similares, y esto afecta directamente a muchísimas especies marinas, aves y peces, pero también a nosotros, que nos alimentamos de ellos.

De acuerdo con los reportes ya casi no escapamos de los microplásticos. Han sido encontrados en el estómago de muchos animales, de modo que es muy difícil que se salga de la cadena alimenticia. Esta es la alarma porque ya no basta con hacer recogidas de desperdicios en las costas, de vez en cuando, si toda la basura que se encuentra en el mar es tanta y tan diminuta que resulta imposible sanear ni con el colador más delgado.

La única manera de evitar esta contaminación de mares y océanos es no produciendo este tipo de material, pero para eso necesitamos alternativas, que las personas utilicen otros medios para llevar sus compras, por ejemplo.

Sí, porque se promueve el consumo responsable y sostenible, no obstante está comprobado que no es suficiente ese llamado ni el reciclaje. No basta que cada quien modere su uso. Lo único eficaz será que no exista y que volvamos a las bolsas de papel que les antecedieron, o que empleemos las de tela de toda la vida u otros materiales perdurables.

En resumen, es cierta su utilidad. Es barata, de uso cotidiano y ocupa muy poco espacio, pero es demasiado perjudicial para la naturaleza porque se puede romper, pero no descomponer así como así. Por tanto impacta con fuerza en la pérdida de recursos y la desaparición de ecosistemas. Existen alternativas limpias y respetuosas con el planeta, y deberíamos retornar a ellas.

(Tomado de Cubasí)

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