
La numismática es la disciplina que estudia las monedas, billetes, medallas y otros medios de pago, por su valor económico e importancia histórica y cultural.
En Cuba, esta ciencia cobra un significado especial porque estos medios reflejan las diferentes etapas de la historia nacional. Por eso, cada 8 de julio se celebra el Día de la Numismática Cubana, fecha que recuerda un hecho trascendental, Carlos Manuel de Céspedes dispuso la creación de un circulante monetario propio para los territorios liberados durante la Guerra de Independencia.
En el municipio de Perico en favor de estos saberes efectuó una muestra que acercaba al público al conocimiento de diferentes monedas que circularon en Cuba durante la República Neocolonial. Cada país se identifica económicamente con su propia moneda, la cual refleja el perfil del Estado que la emite y sirve como valor de cambio en transacciones comerciales, pagos y actos financieros.
En 1898, tras la derrota española, Cuba quedó bajo un gobierno militar estadounidense. En 1902 se proclamó la República de Cuba, que se mantuvo —con inestabilidad política y gobiernos mayormente influenciados por EE. UU.— hasta la Revolución de 1959. A pesar de los conflictos políticos, fue un período de notable crecimiento económico.
En materia monetaria, en la nueva república circulaban en la isla indistintamente monedas españolas y francesas —muy usadas en el siglo XIX gracias a la unión monetaria latina— y, después de 1898, también la moneda estadounidense.
Esta confusión se resolvió en 1914 con la creación del peso cubano, equivalente al dólar y oficialmente declarado moneda nacional mediante la Ley de Defensa Económica, promulgada el 29 de octubre de 1914 bajo la presidencia de Mario García Menocal.
Esa ley también estableció la acuñación de monedas en tres categorías: oro, plata y níquel, todas con cierta proporción de cobre. Durante la Segunda Guerra Mundial, debido a la escasez de níquel, las monedas de este metal se sustituyeron temporalmente por emisiones en zinc en 1943.
Desde el punto de vista del diseño, las monedas de oro emitidas llevaban en su anverso la efigie de José Martí, héroe nacional de Cuba. En cambio, las monedas de plata y níquel presentaban en su anverso una estrella, símbolo recurrente de la nación cubana.