
El primer ministro Benjamin Netanyahu cree que la agresión militar es su tabla de salvación política porque la oposición israelí apoyará la confrontación, alertó el Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados palestino en un comunicado.
La Cancillería advirtió sobre las consecuencias de una aventura castrense contra el enclave costero.
Ante esa situación, llamó a la comunidad internacional a adoptar medidas proactivas para evitar una nueva ola de crímenes israelíes.
Sin mencionar nombres, pero en clara alusión a Estados Unidos, el ministerio criticó “el sesgo de algunos países hacia la posición del ocupante” y sus políticas de apartheid.
La tensión escaló desde la pasada semana tras el asalto de la policía israelí a la Mezquita de Al Aqsa, en la zona ocupada de Jerusalén oriental.
La actuación policial desató desde entonces enfrentamientos dentro y en los alrededores del templo, lo cual provocó numerosas críticas internacionales, en especial en los países árabes y musulmanes.
En respuesta, milicias palestinas lanzaron cohetes hacia Israel desde la franja de Gaza y el sur del Líbano, lo cual, a su vez, provocó una represalia de ese país.
Netanyahu movilizó a reservistas y amenazó con una operación contra el enclave, bloqueado por Israel desde 2007.
Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el costo acumulado del cerco a Gaza y de las restricciones económicas totalizaron 16 mil 700 millones de dólares de 2007 a 2018, una cifra equivalente a seis veces el Producto Interno Bruto de la franja.
Los bombardeos israelíes en agosto del pasado año causaron la muerte a 49 palestinos, 17 de ellos menores de edad, en mayo de 2021 más de 250 personas perdieron la vida durante otra ola de ataques.