
Quien lo juzga por su apariencia de hombre delgado y algo tímido, no imagina la fortaleza interior de Juan Alberto Sánchez Rivera, un colombino que disfruta hacer el bien, sin otra retribución que saberse útil.
Su trabajo en la madrugada como obrero de áreas verdes en Servicios Comunales, le permite entregarse, luego, al voluntariado.
Él es radioaficionado, voluntario de la Cruz Roja Cubana y del Cuerpo de Bomberos. Un ejemplo para confiar en que la bondad y el altruismo tienen espacio aún en este mundo.