
Rubén Darío Salazar Taquechel, Premio Nacional de Teatro, reafirmó su amor por Cuba en un post publicado en la red social Facebook, a propósito de la jornada por el Día de la Cultura Nacional, y que la ciudad de Matanzas se suma a los festejos por sus 328 años de fundada.
“Jamás pondría a mi país sobre un nicho de pólvora, es un juego demasiado peligroso, el niño que fui sabe que hacer algo bueno no tiene pago alguno, hacer algo bueno es empeñarse cada día en ser mejor uno mismo, y dormir y levantarme en paz con el adulto de hoy, expresó el dramaturgo.
“Todos los días que me levanto pienso en el niño feliz que fui, ese niño me trajo hasta aquí, fue el que se convirtió en adolescente, en joven, y se asombró de la posibilidad de amar y ser amado más allá de las etiquetas, esos preceptos que sólo sirven para sepultar esa maravillosa capacidad de los humanos.
“El adulto, que nunca abandonó a ese niño, se dijo: cada día debo hacer algo bueno por mi país, algo que mi país no me tenga que pagar, nacer en un lugar donde haya rosas blancas y cardos, como en cualquier lugar, es algo que luego de ver la luz y crecer se elige o no, yo elegí.
“Desde entonces, cada día me levanto y hago algo bueno por mi país, que es mi casa, mi teatro y mis amigos, e incluso aquellos que no lo son, pero conviven conmigo, bajo el mismo sol y la misma luna”.
El dramaturgo, actor, y director del grupo teatral Las Estaciones, con un amplio currículo profesional, graduado de la Universidad de las Artes de Cuba, autor de libros y fundador del Taller Internacional de Teatro de Títeres que con carácter bienal se realiza en esta urbe, generó múltiples comentarios en esa declaración de amor, armonía y compromiso.
Contactado por la Agencia Cubana de Noticias, Rubén Darío confirmó que mientras hacía público su pensamiento, continuaba con su trabajo dedicado a los niños, últimamente el proyecto televisivo Corazón feliz, en el cual, unido a destacados actores de la agrupación que dirige, logra la aceptación de la prole infantil.
Junto al diseñador Zenén Calero Medina, también Premio Nacional de Teatro, Salazar Taquechel rescató para el público cubano y foráneo a Pelusín del Monte, Títere Nacional, de la autoría de Dora Alonso, exponente de cubanía y pasión por la naturaleza.
En los 27 años de instituido teatro de Las Estaciones, Rubén Darío logró puestas en escenas titiriteras en las que combina música de importantes creadores universales y textos que enaltecen el amor y la paz, como Los Zapaticos de Rosa, La caja de los juguetes, Pedro y el lobo o La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, entre otras muchas.
*Bárbara Vasallo Vasallo