Camilo, un hombre de pueblo

Aquel 6 de febrero de 1932 la barriada de Lawton lo vio nacer. Camilo Cienfuegos, luchador por la justicia, se convirtió en líder carismático de su pueblo y prestigioso combatiente revolucionario.

Cuando pienso en su figura de legendario jefe guerrillero no puedo evitarlo, los latidos se aceleran y mi imaginación dibuja entre la multitud su sombrero alón.

En mis sueños remonta el mar indómito a bordo del Granma; lucha firme en la Sierra Maestra. Lo veo jinete sobre un caballo de espuma, en el desfile, en la batalla diaria. Una sonrisa en los labios y la mirada inmóvil, inundándo todo de seguridad, amor y entereza. La espesa barba cubriendo su bello rostro y otra vez el sombrero.
Sastre de oficio, Camilo era un hombre de pueblo, de esos que sienten el dolor ajeno y se comprometen con el anhelo de todos. Jaranero y exigente estuvo al lado del Che, como amigo entrañable y compañero de batallas. Impregnó en su tropa la abnegación. Hombre de confianza de Fidel Castro,  hizo suyo el sentir de la guerrilla en los momentos difíciles de la guerra.

Por eso, cuando  me invento caminando a su lado entre la multitud y aferrada  a su brazo fuerte, no puedo comprender cómo desapareció en la flor de su juventud. Con sus eternos 27 años continúa presente entre su pueblo, entre los jóvenes que lo recuerdan y multiplican sus ideas. Su espléndida sonrisa florecerá siempre en el mar, en la juventud, en las flores…

Author: Tania Rosa Alvarez Acosta